Opinión

Son insaciables

El problema catalán pese a lo que creen y sostienen con una absurda e incomprensible insistencia tantos analistas, politólogos, comentaristas, tertulianos o simplemente ciudadanos de a pie no es el independentismo. ¡Ah, no! Ni mucho menos. El problema catalán es que en Cataluña no hay ningún partido de izquierdas, excepto quizás la CUP y eso lo apuntaría yo hasta con reservas, habría que matizarlo bastante y ahora ni es el momento ni tengo espacio para explicarlo en este artículo. 

Sigo. Todos los partidos políticos catalanes son de derechas. De hecho todos los catalanes lo son. Lo han sido siempre desde el siglo XVI como aducen los mas fervientes historiadores independentistas, aunque en aquel entonces no existían ni partidos políticos, ni catalanes, ni independentistas, ni la derecha. Hasta Esquerra Republicana es un partido de derechas a pesar de sus engañosos pronombre y segundo nombre. 

Los catalanes son todos de derechas hasta las trancas. Desde que nacen. Cualquiera con amigos catalanes, y todos los tenemos, lo sabe. Ahí está para demostrarlo por ejemplo el católico Oriol Junqueras, cuyo profundo sentimiento religioso consiste en ir a misa todos los domingos y reclamar la independencia al mismo tiempo. Eso solo puede hacerlo un tipo de derechas. Yo nunca entendí porqué Oriol de chaval se matriculó en la Facultad de Historia en lugar de ir al Seminario, que era lo que le hubiera quedado bien y nos hubiera dado más alegrías a todos e incluso a él. 

Los catalanes de izquierdas no existen. Ya lo explicó no sé si fue Jordi Pujol: "No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace tu mano derecha". Los indepes son un poco musulmanes, utilizan la mano izquierda para unas cosas (ya saben cuáles), y la mano derecha para otras (ya saben cuáles).

Pero volviendo al tema original hay que señalar que, y esto es muy significativo, los catalanes hasta están geográficamente a la derecha en el mapa de España, algo que los indígenas indepes por mucho que se esfuercen no van a poder cambiar salvo que se vengan todos a vivir a Galicia.

Espero que no se enfaden por esto. Lo digo con buena intención. Aquí los recibiríamos con los brazos abiertos, una tapa de pulpo, un buen ribeiro y unas puestas de sol en el mar que te mueres de lo bonitas que son, ¡y a las diez y media de la noche! Algo, esto último, que ellos tienen que echar mucho de menos porque se pasan la vida allá en el este, o sea a la derecha, amaneciendo, amaneciendo, amaneciendo y... ¡joder! con perdón, nunca se pone el sol. O si se pone se pone a las cinco de la tarde tras las montañas, lo que no te deja descansar la cabeza. Es algo muy estresante. Y mira tú que para compensar esas carencias los muy malditos tienen pantomaca, alioli, butifarra, escalivada, rovellones y un montón de cosas riquísimas. Pero no. No les vale ni siquiera con eso. Son insaciables.

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