Vida oculta

Publicado: 06 oct 2025 - 02:10

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Vida oculta” es una película de Terrence Malick de hace unos años. Yo no la había visto en su momento y la vi hace poco. Cuenta la historia de un joven campesino austríaco reclutado por los nazis, y que se convierte en objetor de conciencia y se niega a participar en la Segunda Guerra Mundial.

“Vida oculta” podría ser un alegato antibelicista, y lo es

A la película, que es fabulosa en casi todos los sentidos, le sobra a mi juicio una hora. Dura tres. Teniendo en cuenta el magnífico material visual que nos enseña, si Terrence Malick hubiera sido más exigente consigo mismo en la sala de montaje y en lugar de 180 minutos hubiera dejado la cinta en 120 o menos hubiéramos ganado mucho. De todas formas la película ya digo que es una maravilla. Una maravilla larguísima, pero una maravilla después de todo. Dejando aparte el guión, la historia, la espléndida fotografía, la dirección de actores o su propio acting, todo estupendo, a mí lo que me ha dejado anonadado es la imagen. La película está rodada toda con objetivos gran angular. Los objetivos gran angular se utilizan por supuesto en el cine, pero generalmente en escenas puntuales. No es normal hacer toda una película así. Es un ejercicio técnico y de estilo bastante singular.

El resultado es que “Vida oculta” parece una colección de fotografías, aquí me sale seguramente el fotógrafo que fui una vez, de Henri Cartier-Bresson (pero en color) engarzadas con la delicadeza de una labor de ganchillo en unos paisajes austríacos bellísimos y salvajes de campos, montañas y nubes como sacados de una pintura de Caspar David Friedrich. Otras veces la película, cuando se recrea visualmente en la vida de la esposa del protagonista y sus niñas pequeñas en su pueblo de origen parece un cuadro de otro pintor, de Andrew Wyeth: “El mundo de Cristina”.

“Vida oculta” podría ser un alegato antibelicista, y lo es. Podría ser una historia de amor, y lo es. Podría ser un discurso sobre la represión y el sometimiento, y lo es. Podría ser una oración religiosa producto de la fe y la creencia en uno mismo y en sus convicciones, y lo es también. Pero para mí es un canto al gran angular. A ese objetivo, una simple lente pulida que nos muestra la realidad amplia como es y enfocada en todos sus puntos.

Estamos acostumbrados a ver el mundo a través de teleobjetivos, en los que un objeto o una persona ocupa el primer plano y lo que hay detrás está borroso, desenfocado. El gran angular nos abre la mente. Todo está ahí en la imagen con la misma nitidez. El protagonista con su cara hablándonos y detrás de él, a mucha distancia, el diminuto pastor con sus ovejas, o las lejanas montañas. Además “Vida oculta” a mí me ha recordado una famosa fotografía de August Sander de 1914: “Tres campesinos camino a una fiesta en Westerwald”.

Vean la película, merece la pena aunque haya que tragarse las tres horas.

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