Opinión

Feijóo 360

Alberto Núñez Feijóo suma lapsus por intervención desde que se hizo cargo de la dirección del PP estatal, pero mayor gambazo cometerá el adversario que confíe en la penalización electoral de sus meteduras de pata o en el pronóstico del CIS para descabalgarlo de la carrera a la Moncloa. “No apoyamos la decisión de presentar una moción de censura, estamos en campaña electoral y vamos a intentar que cambie el Gobierno pero no porque voten 360 diputados y diputadas, sino porque voten todos los españoles en los pueblos de España y en la mayoría de comunidades autónomas el 28 de mayo”, respondió Feijóo el jueves cuando le volvieron a preguntaron por la posición del PP de abstenerse en la votación. “¿He oído 360? De verdad no se sabe algo tan básico?”, le reprochó el periodista Ignacio Escolar en el programa ‘Al rojo vivo’ de La Sexta. “Es un lapsus”, disculpó el director del magazín, Antonio García Ferreras. “350 para la próxima”, zanjó Escolar.

Antes de que Feijóo llegase a la presidencia de la Xunta con una mayoría absoluta que incluso le sorprendió a él –”no me lo creo, de verdad no me lo creo”, le confesó a un amigo a las pocas horas del recuento– firmó comentarios y estampas que alegraron chascarrillos y redujeron sus opciones, según los que defendían el Gobierno. En el papel de bombero forestal con zapato castellano resultó hilarante, como cuando preguntó en una explotación ganadera de Rois “por qué le ponen siempre a las vacas nombre de mujer”. “Porque son vacas”, respondió sorprendido el ganadero. Nada le pasó factura. Su predecesor en la Xunta el socialista Emilio Pérez Touriño también era un experto en meter el zueco.

Feijóo se comprometió en aquella campaña de 2009 a acabar en 45 días con el paro mientras Zapatero edulcoraba la crisis financiera de 2008. El paro siguió creciendo pero Feijóo encandenó cuatro mayorías absolutas gracias a una campaña en la que martirizó al Gobierno bipartito de PSdeG y BNG con el dispendio en coches y mobiliario, la situación económica y el bigobierno. La crítica por el uso que Pedro Sánchez hace del Falcon está al ralentí, pero la inflación persistente y la sensación de dos gobiernos que no se entienden en la Moncloa pueden hacer girar el Ejecutivo 360 grados. 

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