Ciberestafas, atracos y delitos sexuales, tras el repunte de la delincuencia

La seguridad ciudadana en Ourense avanza a dos velocidades claramente diferenciadas y cada vez más distantes. El reciente Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, que recoge los datos acumulados hasta el tercer trimestre, confirma que la ciudad se ha consolidado como el motor principal del repunte delictivo.

Mientras que en el conjunto de la provincia las infracciones subieron un moderado 5%, en la ciudad el incremento es mucho más intenso, alcanzando el 7,9% (pasando de 3.279 a 3.537 casos). Esta cifra urbana es la que acaba lastrando el balance global de todo el territorio, ocultando la estabilidad -en incluso descenso- de otras zonas. La explosión imparable de la ciberdelincuencia y el preocupante auge de los robos con intimidación están detrás de estos datos.

La cibercriminalidad en la ciudad crece a un ritmo vertiginoso de dos dígitos (+21,7%), situándose muy por encima del crecimiento de la delincuencia convencional (+4,2%). Las estafas informáticas se han disparado, registrando 740 denuncias en solo nueve meses (un 25,6% más). Este volumen distorsiona por completo la estadística de seguridad, ya que hoy en día es infinitamente más probable sufrir una estafa a través de la pantalla del móvil en la ciudad que un robo clásico en la calle, lo que infla los números totales de infracciones.

Pese a esto, los robos con violencia e intimidación repuntan con intensidad en la urbe, un 20,4%, pasando de 54 a 65 casos conocidos en comparación con los nueve primeros meses de 2024. Este dato contrasta radicalmente con el desplome de los robos con fuerza (aquellos en los que se entra rompiendo puertas o ventanas), que caen un 27%. Las bandas parecen estar abandonando el asalto a viviendas y comercios(que bajan un 14% hasta los 80 casos) para optar por delitos de ejecución más rápida y directa, aunque generen una mayor alarma social, como son los atracos en la vía pública.

Por último, el balance deja otros matices relevantes. Los delitos contra la libertad sexual suben un 12,9% (35 casos en total) impulsados principalmente por los abusos y tocamientos, aunque las agresiones más graves (con penetración) se mantienen estables (9 casos, la misma cifra que en 2024). En el lado positivo de la balanza, el tráfico de drogas se reduce casi a la mitad en la capital (-42,9%, con solo 8 casos), una señal de que la presión policial sobre los puntos de venta de estupefacientes está funcionando eficazmente.