Ourense, a la cola de España en kilómetros de calles de uso peatonal

Ourense está a la cola dentro de las ciudades gallegas en cuanto a los espacios peatonales de los que pueden disfrutar sus vecinos. La ciudad de As Burgas es la última de las seis ciudades gallegas analizadas, con solo 9,3 kilómetros de calles de uso peatonales. A Coruña, con más de 26 kilómetros es la urbe gallega con más vías de este tipo, mientras que completan el podio Pontevedra (22 km) y Santiago (21,15 km), ciudades que tienen más del doble de calles para peatones que Ourense pese a ser más pequeñas que la ciudad de As Burgas.

Estas cifras han sido presentadas en un estudio elaborado por la plataforma Holidu, a partir de datos obtenidos de OpenStreetMap. Con 9.375 metros de vías exclusivas para peatones, apenas representa un 2,5% de toda la red viaria ourensana, lo que coloca a la urbe en el top 10 de ciudades españolas con menor porcentaje de calles destinadas a las personas por delante de los vehículos.

Ourense sigue teniendo pendiente abordar la segunda gran peatonalización, como se había acordado en la mesa de la movilidad en 2018 y se plasmó en el Plan de Mobilidade Urbana Sustentable (PMUS) aprobado en 2019 con la aportación de más de 10.000 vecinos a través del proceso participativo “Móvete por Ourense”, en el que de manera mayoritaria los ciudadanos se mostraban insatisfechos con el grado de peatonalización actual, que se circunscribe, prácticamente en exclusiva, al Casco Vello -peatonalizado en la etapa de Manuel Cabezas-. De hecho, “hacer una ciudad para el peatón” fue la principal demanda de la población que participó en aquel estudio, que hizo entrevistas y encuestas a pie de calle.

La ampliación de la red peatonal y de las denominadas zonas de convivencia era un modelo de aspiración de los últimos años antes de la llegada de Pérez Jácome a la Alcaldía, y se plasmó en el PMUS, el documento que diseñó la forma de moverse en la ciudad en los próximos años, pero que el actual alcalde decidió encerrar en un cajón.

En este documento se incluía una propuesta de cinco millones de euros con el objetivo de ampliar la red peatonal restringida al tráfico más allá de la zona histórica, la llama “nueva almendra peatonal”, un gran eje peatonal sur-norte, que abarcaría la prolongación de lo actualmente peatonal en el Casco Vello hasta San Lázaro, empezando desde la rúa Bonhome en el entorno del Posío y llegando hasta el Campus universitario, un eje que conectaría en el extremo sur con el paso del río Barbaña donde la Xunta ejecuta ahora la macrosenda peatonal, en el entorno del Pabellón se conectaría el itinerario peatonal con el paseo de Miño y en el Campus con el del Lonia.

En total, el plan, que Jácome mantiene en el cajón, contemplaba que se ampliaría en 34.100 metros cuadrados las calles de “coexistencia” con preferencia para peatones -lo equivalente, más o menos, a algo más de tres estadios de fútbol como el de O Couto- y otros 37.360 metros cuadrados, casi cuatro campos de fútbol, de calles puramente peatonales.

Todo ese plan, que se diseñó en la etapa de gobierno de Jesús Vázquez con el PP y se aprobó en 2019, contemplaba plataformas únicas con prioridad peatonal en los entornos de As Caldas, Remedios, San Lázaro, Alameda, Posío, Praza da Lexión y plaza de la Marina; así como zonas puramente peatonales en Concordia -la única que en este tiempo se ha hecho más amable al peatón, sin ser peatonal-, Valle Inclán, Ramón Cabanillas, Bos Aires, Concejo, Curros Enríquez …

El Concello anunció en 2023 seis calles peatonales, pero no cumplió

El 2 de octubre de 2023, hace ya un año y medio, el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, anunciaba que a finales de ese año activaría los cambios en seis tramos de las calles parque de San Lázaro, Bedoya, Ramón Cabanillas, Valle Inclán, Buentos Aires y Pérez Serantes para que en ellas operase la “natureza de semipeonalidade” que ya rige en la calle Xoaquín Lourenzo “Xocas!, y la primera parte de Cardenal Quevedo y parque de San Lázaro. ”A estas rúas só poderán acceder os residentes e profesionais de carga e descarga”. Nada más lejos de la realidad porque nada cambió.