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OPERACIÓN COPERNICANO
Covadonga pasó de ser este miércoles el centro neurálgico del tráfico de droga de la ciudad de Ourense a un fortín custodiado por la Policía Nacional. En el interior del barrio, más de 150 agentes, coordinados por la Unidad de Estupefacientes de la comisaría de Ourense, intervinieron tres kilos de heroína, uno de cocaína, otro de rebujito -mezcla de heroína y cocaína- y 400 gramos de hachís. El dispositivo se cerró con 15 detenidos.
Sin embargo, durante esta operación sin precedentes hubo muchos actores secundarios, como algunos vecinos de la zona que fueron identificados o consumidores que acudieron allí por su dosis y fueron cacheados. Entre estos últimos estaba A.P. -quien prefiere no revelar su identidad-.
"Yo estaba colocado y me dijeron ¡manos arriba!, encañonándome con una pistola"
Él es un asiduo de Covadonga y va al barrio a diario a “pillar”, incluso en ocasiones se pasa semanas enteras en él. Ese día llevaba en torno a cinco o seis horas allí cuando entraron los agentes en el piso. “Fue un poco chocante, estaba consumiendo y fue una sorpresa para todos. Entraron unos seis policías, yo estaba colocado y me dijeron ¡manos arriba!, encañonándome con una pistola”, explica.
Recuerda que le dieron con un palo porque estaba colocado y muy tenso, por lo que no era capaz ni de levantar la mano. De hecho, en el piso en el que estaba drogándose no tiene timbre y cuando escuchó la puerta pensó que iba a entrar otro toxicómano. En ese momento estaban en el interior cuatro o cinco personas. “Suele haber bastantes más. Llega un punto en el que no tienes ni en donde sentarte, de normal puede haber quince o veinte toxicómanos”, señala. No tuvo miedo porque no es la primera vez que vivía una situación similar, ya que estuvo en prisión por temas relacionados con la droga.
La estancia en la que estaba se conoce como narcosala. Se trata de un espacio destinado a que los adictos consuman la mercancía que acaban de adquirir. En otra dependencia diferente, los narcos guardan el material y en alguna de ellas cuentan con quemaderos para deshacerse de la droga y el dinero en caso de que llegue la Policía.
Los traficantes están organizados para proceder si hay una actuación policial. Cuentan con “aguadores” por todo el barrio, quienes gritan “agua” si advierten la presencia de agentes y algunos narcopisos tienen cámaras de vigilancia conectadas las 24 horas. En los edificios, las puertas están blindadas y las ventanas tapiadas, una barrera que no resultó fácil de superar a la Policía Nacional, que en algún caso -según relataron testigos presenciales- tardaron más de una hora en franquearlas. En una revisión in situ de la zona en las horas posteriores a la redada aún se aprecia la huella de los registros y de la rapidez con la que actuaron los narcos: fachadas ahumadas por haber quemado material dentro de los pisos, marcas de martillazos en el cemento de las ventanas, cristales rotos, verjas y hasta una puerta arrancada.
Esta operación, bautizada como “Copérnico”, puso de manifiesto la dispersión de los puntos de venta que se ha venido produciendo los últimos años en Covadonga, con algún edificio completo dedicado al tráfico de drogas. En redadas anteriores, los agentes iban a una vivienda en concreto mientras que en este dispositivo se practicaron diez entradas y registros simultáneos con apoyo aéreo para evitar fugas. Actualmente, hay múltiples clanes que están al frente de la venta e, incluso, en esta operación alguno de ellos se sorprendió de la cantidad incautada en los pisos.
Por las calles cercanas a Covadonga se puede ver a diario la peregrinación de toxicómanos en busca de una dosis. El principal atractivo que tiene el gran supermercado de la droga de la ciudad frente a otras zonas de la ciudad, o incluso de otras ciudades como Vigo o Madrid, es el precio, ya que la adquisición de sustancias en Covadonga supone un coste mínimo de cinco euros mientras que, por ejemplo, en la zona vieja hay que gastar un mínimo 15 euros. “Hay también gente que entra allí y busca que lo invite alguien, hay de todo, incluso mujeres que se venden por una papela, lo hacen porque tienen ganas de consumir, no hay nadie que las amenace ni nada de eso”, explica A.P. Otra de las ventajas que apunta de Covadonga sobre otros puntos de venta es que en este barrio la droga viene “cocinada”.
"A medida que va pasando el tiempo pierdes amigos y familiares, te echan de casa y te preguntas ¿qué pasa?"
A.P. empezó a tomar drogas cuando era aún adolescente y señala que está intentando abandonar este mundo sórdido ayudado de un tratamiento. “Me arrepiento de haber empezado a consumir y cagarla. Al principio no, porque parece una tontería, pero a medida que va pasando el tiempo pierdes amigos y familiares, te echan de casa y te preguntas ¿qué pasa? Pero llega un punto que hay gente que no consigue dejarlo”, confiesa.
En su caso, apunta que comenzó porque le gustó la primera vez y ya se enganchó. “A los jóvenes les digo que no se acerquen a ningún sitio de estos ni cojan nada de lo que les ofrezcan. Puedes salir de noche y pasártelo de maravilla sin beber alcohol, solo con una botella de agua, no hace falta que te metas ningún tipo de tóxicos ni nada para divertirte”, añade. En caso de caer en este mundo recomienda contarlo a padres, amigos y buscar ayuda.
Ocho de los quince detenidos en la operación “Copérnico” pasarán este sábado a partir de las diez de la mañana a disposición judicial ante el juez de Instrucción número 1 de Ourense. Además de tráfico de drogas a algunos se les imputa fraude de fluido eléctrico. Los otros siete arrestados ya quedaron el viernes en libertad.
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