Martillazos entre rejas: el desafío de modernizar Pereiro sin cerrar

El centro penitenciario de Pereiro de Aguiar concluye el año con uno de los mayores desafíos logísticos desde que abrió sus celdas en 1987. Una reforma integral de todo el recinto carcelario, pero sin echar el cierre, aunque un centenar de internos tuvo que ser trasladado a otras prisiones gallegas en estos últimos meses.

Diariamente, medio centenar de obreros de dos empresas diferentes, con sus respectivas subcontratas, accede a la cárcel ourensana a partir de las ocho de la mañana. Todos son convenientemente identificados y a alguno incluso se le llegó a impedir el paso por razones de seguridad. Un complejo tetris en el que los martillazos no impiden detener el pulso de la vida carcelaria, con una población reclusa algo más menguada (183 presos).

El reto, según el director, Francisco González, no es fácil porque “al tiempo que hay que garantizar la seguridad, la vida sigue en el centro penitenciario, con todos nuestras actividades, programas, la escuela, el polideportivo … ya que la prestación de servicios es la misma, no se alteró”. Y, según añade, entre golpes, andamios y el trasiego de personas ajenas a la institución penitenciaria, no les queda otra que “paciencia”.

La reforma, en la que el Gobierno central invierte seis millones de euros, no concluirán hasta finales del año que viene. “El 90 por cientos de los trabajos del módulo tres concluyeron y ahora empezaron en el módulo 2”, aseguran fuentes del centro. La previsión es que concluyan a finales de 2026.

Según el subdelegado del Gobierno, Eladio Santos, se trata de lograr “espazos máis dignos y funcionais, adaptados ás necesidade futuras”.

Hasta el momento, las obras ejecutadas consistieron en la sustitución de ventanas, la impermeabilización de la cubierta, la colocación de interfonos en todas las celdas la sustitución del vallado de los patios y la instalación de paneles fotovoltaicos, además de la separación de las aguas pluviales (la estación de depuradora de aguas residuales no tenía capacidad) y el recubrimiento de la fachada de un sistema de aislamiento térmico.

En el área de régimen abierto, con 20 habitaciones deterioradas, se le dio un lavado de cara ya a la mitad. El acondicionamiento también afectará al módulo cuatro y al uno mientras que el cinco (módulo terapéutico) y el de mujeres mejorarán la interfonía de las celdas. La reforma integral, la más importante de la historia de Pereiro tras las obras que trajo el Plan E de Zapatero, no olvidará el polideportivo (cubierta y ventanas) y el área administrativa.