Las infecciones por sexo crecen entre los mayores de 30 en Ourense

Cada año se diagnostican entre 110 y 150 nuevos casos de VIH en Galicia, siendo Ourense la tercera provincia con mayor tasa de incidencia de este virus.

Para Pablo Barrio, psicólogo, coordinador y técnico de salud sexual en la entidad Apoyo Positivo, estas cifras se traducen en una tendencia estable a nivel provincial durante la última década. No sucede lo mismo si hablamos de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). La sífilis, la clamidia y la gonorrea aumentan su presencia entre los ourensanos, así como también lo hacen en el resto de la comunidad.

Contrario a las ideas preestablecidas, la presencia de infecciones no destaca entre los más jóvenes, sino que los más afectados son los adultos de entre 30 y 50 años. Este crecimiento parte -precisamente- del prejuicio que sitúa a los adolescentes como principales portadores: “Pensamos que no tienen que ver con nosotros porque no pertenecemos al colectivo que nos han acostumbrado a pensar cuando hablamos de este tema. Si soy un perfil diferente pienso que no tengo una infección y me doy cuenta más tarde, cuando ya es una problemática más grande.”

Desde el Comité Antisida de Ourense señalan también este cambio en el perfil del afectado, así como la falta de información a nivel social. “Sigue siendo muy necesaria la educación sexual porque vemos en el día a día que sigue habiendo desconocimiento, estigma e incluso miedo,” reconoce Raquel Barcala, educadora social de la Casa de Acogida. Una falta de formación que demandan incluso los alumnos de Trabajo Social en el Campus de Ourense, que presenciaron ayer un Faladoiro desarrollado en la Universidad en el que participaron ambas entidades -Apoyo Positivo y Comité Antisida- con el objetivo de visibilizar la importancia de educar en salud sexual. Destaca Raquel que “es importante focalizarse también en las personas que estudian cuestiones relacionadas con el ámbito sanitario” para poder fomentar un cambio reseñable entre los profesionales del futuro. Porque, en voz de Pablo Barrio, “son estos profesionales los que, a lo mejor por desconocimiento, no entienden que tienen que hacer determinadas pruebas a una mujer de cuarenta años, por ejemplo.”