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Salud mental y redes sociales
La era de las redes sociales provocan cambios de comportamientos individuales y colectivos. La aparición de trastornos con cada vez más incidencia preocupa a las familias y especialistas. Son cuadros que en la mayoría de los casos tienen la búsqueda de la perfección como denominador común. Muchos jóvenes no quieren ser como son y persiguen ser tal como se muestran cuando recurren a filtros en esas aplicaciones que les acompañan a todas partes en la palma de su mano.
El "¡quiero los labios que me pone este filtro!" se escucha cada vez más y en edades más tempranas. Detrás puede haber un trastorno de dismorfia o TDC, una dismorfia del selfi o conocida también como "la selfitis".
El trastorno dismórfico corporal (TDC) es un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo relacionado con la tendencia a buscar la perfección. La mirada se centra en la percepción de lo que consideran defectos y en cómo ocultarlos.
Consiste en la obsesión por compararse con imágenes retocadas o distorsionadas por los filtros que encuentran los jóvenes en las aplicaciones y que modifican la imagen que dan de sí mismos en redes sociales. Los afectados son, en su mayoría, adolescentes, y los expertos lo asocian a problemas de autoestima. Para tomar conciencia de lo sujetos que están algunas personas, jóvenes y no tan jóvenes, a esta tiranía de los autorretratos o autofotos, los especialistas alertan de que personas con "la selfitis" pueden hacerse hasta 200 selfis al día.
La Asociación Americana de Psiquiatría estudió este trastorno y alerto que los selfis, la moda de autofotografiarse y publicar imágenes de uno mismo, puede provocar una enfermedad mental. Los expertos denominan este trastorno también como 'selfitis', el deseo compulsivo de tomar fotos de uno mismo y publicarlas en sus perfiles de redes sociales. Los especialistas creen que el proceso les sirve para compensar la falta de autoestima.
Querer mejorar alguna imperfección de tu cuerpo a través de la cirugía estética no tiene nada negativo detrás, pero los especialistas en salud mental advierten que el problema es cuando detrás de ese deseo hay un trastorno, hay que tener claro que una operación para igualar la imagen artificial que da de uno un filtro de una aplicación, no es un objetivo sano a perseguir, nunca se va a igualar y detrás de un retoque se querrá otro y otro, generando una insatisfacción infinita.
Los pacientes con TDC suelen estar centrados en defectos que creen tener en todas las partes del cuerpo, revisan un a y otra vez esos "puntos débiles" y son críticos consigo mismos y presentan un estado de ánimo cambiante.
Las propias redes sociales, en donde se fragua en muchas ocasiones este cuadro dismórfico que presentan los jóvenes, también hay infinidad de publicaciones alertando sobre este problema y aconsejando cómo combatirlo. Este es uno de los hijos que aporta recomendaciones para estar alerta y para prevenir desde dentro de las redes, que es en dónde están horas estos jóvenes afectados por la distorsión de su propia imagen.
Por otro lado, centros especializados, como la Clínica Mayo, divulgan información para hacer frente también al TDC.
Para concretar un diagnóstico, la persona se somete a:
En el tratamiento para el trastorno dismórfico corporal se suele combinar terapia cognitiva conductual con medicamentos.
En cuanto a la terapia cognitiva conductual, las técnicas se centran en:
Si se debe recurrir a tratamientos con medicamentos, la Clínica Mayo recuerda que no hay medicamentos aprobados específicamente para tratar el trastorno dismórfico corporal, aunque los medicamentos utilizados para tratar otras afecciones de salud mental, como la depresión y el trastorno obsesivo compulsivo, pueden ser eficaces. Hablamos de Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
Según el cuadro que presente el paciente, este tipo de tratamientos se aplica de forma combinada y, en algunos casos, los síntomas pueden presentarse en un grado tan grave que puede ser necesario recurrir a un internamiento psiquiátrico.
El objetivo es prevenir y no llegar a estas situaciones clínicas tan serias. Por tanto, es importante asumir y enseñar a los jóvenes rutinas sanas y que aporten "higiene mental" para tener claro qué ves cuando te ves.
Por empezar con pautas cotidianas que prevengan la salud mental, la Clínica Mayo recuerda que nunca sobra
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