CRÓNICAS DE AGORA E SEMPRE
José Feijóo e o “Gordo” do Alfonso XIII
JARDÍN
Adianthum capillus-veneris, conocida en gallego con los nombres de adianto, capilaria, cabeleira de Venus, colandriño o cuandro y en castellano con los de adianto rojo, arañuela, cabello de Venus, capilera, culantrillo, culantrillo de pozo o polítrico es un helecho perenne, de tamaño medio y normalmente colgante, perteneciente a la familia de las Adiantáceas. Está distribuido por muchas partes del mundo y en Galicia se encuentra en todo su territorio.
Etimológicamente su nombre genérico, adiantum, deriva del griego adianton, que significa “que no se moja”, haciendo referencia con ello a la característica de que una vez mojado o sumergido en agua, ésta es repelida resbalando por sus frondes. El epíteto capillus-veneris, es un término doble formado por las palabras latinas: capillus que significa “cabello” y veneris derivado de “Venus”. De hecho, vulgarmente se le conoce con el nombre de “cabellera de Venus”.
El culantrillo posee un rizoma rastrero, largo y densamente cubierto de escamas lineares y estrechas de color marrón, a partir del cual se desarrolla la parte aérea. Las raíces adventicias que posee se desarrollan a partir de dicho rizoma. Sus tallos son finos y ramificados, negros y brillantes, a veces con tonalidades rojizas. Sus hojas o frondes, de forma oval lanceoladas, constituyen manojos más o menos persistentes, pudiendo alcanzar hasta el medio metro de largo. Están divididas hasta tres veces; cada una de estas divisiones se llama pinna; la ultima división que ocupa la posición apical, denominada, a su vez, pínnula, está festoneada y tiene forma de delta o abanico; todas cuelgan de unas ramitas muy delgadas, lo que le confiere un aspecto característico por el cual podemos identificar fácilmente la planta; son de textura menuda y delicada, color verde claro y con los bordes ligeramente festoneados.
Se parecen a las hojas del Coriandrum sativum, vulgarmente conocido como cilantro. Sus peciolos, o sea, los filamentos o ramitas que unen las hojas con el tallo, son coriáceos, es decir, de la consistencia del cuero; asimismo, son finos, de color marrón o negro lustroso y algo más cortos que la lámina de la hoja. Los soros, que aparecen en la madurez, están situados en el margen del envés de las pínnulas, tienen forma rectangular o arriñonada y son de color castaño. Están integrados por dos a diez líneas paralelas de esporangios, de forma esferoidal, que contienen las diminutas esporas, que son las células reproductivas encargadas de formar un nuevo individuo. Puede producirse en cualquier época del año. El culantrillo rece en ambientes sombríos y en substratos permanentemente húmedos y con alto grado de drenaje, tales como pozos, manantiales, grutas, rocas húmedas o paredes rezumantes. Es sensible a las heladas.
Actualmente se sabe que este helecho es rico en principios activos tales como el ácido gálico, taninos, mucílagos y flavonoides, aunque es poco utilizado en el campo de la medicina natural. Se emplean las partes aéreas, tanto frescas como secas. Tradicionalmente se usó como tónico capilar, favoreciendo la conservación, el crecimiento y el fortalecimiento del pelo. Friccionando el cuero cabelludo con la infusión resultante de cocer hojas secas en agua, se elimina la caspa. También se empleó como expectorante, anticatarral, febrífugo y sudorífico. Para aliviar estas enfermedades respiratorias se hacían cocciones de la planta. Así, un concentrado de hojas frescas hervidas en agua , con azúcar o miel, se usaba como jarabe para curar la tos de los niños y también como diurético, laxante y para aliviar disfunciones del bazo, ictericia y retención de orina. Asimismo, para el tratamiento del alcoholismo y la eliminación de lombrices. También en el Camino de Santiago era usada por los peregrinos para curar las heridas que se formaban en los dedos de los pies; para ello se masticaban las hojas y la masa resultante se aplicaba directamente a las zonas afectadas en los momentos de descanso.
Sus frondes se utilizan igualmente como aderezo de platos dulces. La bebida resultante de la mezcla de jarabe o sirope de culantrillo, té negro y leche caliente, da como resultado un sabroso té conocido como “bavara”, “bávaro” o “bavaroise”, que estuvo de modo en la Francia de los siglos XVII y XVIII, y que no debe confundirse con el popular “bavaroise”, crema dulce de probable origen suizo. También viene destinada a la ornamentación, como planta tanto de interiores como de espacios abiertos y jardines para adornar fuentes, estanques y pozos.
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