Lorena Guitián, doces modelo con precisión arquitectónica

EN CONFIANZA

Lorena Guitián está trazando la pasarela de su vida con paso firme. La modelo gallega que ha desafiado las convenciones al trazar una trayectoria tan sólida como variada. Desde su formación inicial en Arquitectura, inspirada por la pasión de su abuelo, hasta su fulgurante carrera en el mundo de la alta costura, desfilando para gigantes como Saint Laurent o Dior, su creatividad ha dado un giro dulce, con su reciente graduación en repostería en la Hofmann Culinary School, que le ha enseñado cómo la planificación arquitectónica se complementa a la perfección con la delicadeza de la pastelería.

Lorena Guitián, doces modelo con precisión arquitectónica
Lorena Guitián, doces modelo con precisión arquitectónica | Cedida

Pregunta.Tu formación académica fue en Arquitectura. ¿Por qué optaste por esta carrera?

Respuesta.A mi abuelo le gustaba mucho la arquitectura, él nunca tuvo los medios de poder estudiar una carrera, era albañil y todo el mundo decía que si hubiese podido, hubiese estudiado eso. La verdad es que a mí siempre me gustó mucho el dibujo técnico, ver casas en la tele y cosas así y aún sin ni siquiera ser muy consciente de lo que significaba estudiar Arquitectura, porque luego me di cuenta de que no tenía ni idea, pues siempre me llamó. Siempre quería estudiar algo y Arquitectura y, como siempre había sido mi constante, me metí ahí.

P.¿Y de ahí al modelaje?

R.Eso llegó cuando ya estaba trabajando. Fui a Madrid a ver un amigo y, como un fotógrafo me había dicho que tenía potencial para trabajar de modelo de forma profesional, ya que iba fui a ver agencias y efectivamente tenía razón. Antes había hecho alguna que otra cosa pero nada que ver con lo que hice al final. Así que después de estudiar, trabajé dos años en un estudio y ahí es cuando empezó realmente mi carrera como modelo.

Lorena Guitián como imagen de una campaña publicitaria
Lorena Guitián como imagen de una campaña publicitaria | Cedida

P.¿Y cómo fue el proceso de entrar?

R.Al final las modelos somos todas majísimas y estamos todas igual de perdidas; sobre todo las que venimos de un pueblo pues no tenemos ni idea de lo que es ese mundo. Aunque yo ya había estado viviendo en París de Erasmus, no tiene nada que ver con enfrentarte a castings, no sabes cómo funciona nada. No fue complicado porque te van guiando y diciendo lo necesario para que tú sigas avanzando. La verdad es que todo me venía de nuevo, pero a mí me gusta siempre descubrir cosas, así que no fue complicado.

P.Muchas chicas empiezan con 15 o 16 años, pero en tu caso ya entraste con cierta madurez.

R.Sí. Y aún así creo que tenía que haber vivido otros 30 años más para poder afrontar ciertas situaciones. Por ejemplo, tienes que estar súper pendiente de tu imagen, pero siempre siendo consciente de que es por un tema laboral y no comerte la cabeza. Hay una fina línea entre pensar que lo estás haciendo porque es necesario para el trabajo o que pase a ser una enfermedad mental. Por eso, creo que haber vivido el mundo real, en el que vive el 80% de la población, me llevaba los pies al suelo. Si tú tienes 16 años, nunca has estado trabajando en una oficina normal como a lo mejor han hecho tus padres y crees que todo el mundo se le ha ganado ya.

P.En esa época desfilaste para marcas de las más importantes de las semanas de la moda. ¿Cuál es el punto álgido, el momento que más recuerdas como modelo?

R.Mi momento álgido como modelo fue claramente cuando debuté con Saint Laurent, porque yo en ese momento no lo sabía porque aún no había conocido suficientes modelos, pero parece ser que muchas chicas es con lo que sueñan, lo que siempre más les gustaría hacer es desfilar para Saint Laurent y yo llegué y besé el santo. Entonces como carrera de modelo eso fue lo más top. Pero quizás lo que más me haya marcado fue desfilar con Dior en Versalles, porque claro, es un sitio súper turístico. Yo había estado allí hacía un montón de años con mi prima como cualquier turista, yendo por el caminito que te marcan para visitar sólo las salas que están permitidas. Y claro, en el desfile de Dior, no podías hacer lo que quisieses, pero acampabas a tus anchas por ahí. Me parecía increíble. Estar allí, mientras me peinaban miraba para arriba y veía aquellos techos… Me quedé alucinada.

Lorena Guitián, desfilando para Saint Laurent.
Lorena Guitián, desfilando para Saint Laurent. | Cedida

P.En 2023 recibiste el premio a mejor modelo en la Madrid Fashion Week. ¿Qué supuso para ti?

R.Creo que llegó un poco tarde, pero siempre anima que a una le reconozcan la trayectoria que ha ido siguiendo.

P.A todo ello sumamos que también fuiste atleta de salto de altura en Valdeorras.

R.Pues sí. Mi madre me confesó que me había metido a atletismo porque estaba una prima y yo cuando echaba a correr parecía un pato mareado. Siempre fui muy alta y todo el mundo sabe que a la gente que crece tan rápido de pequeña le cuesta muchísimo coordinarse y era una vergüenza. Cuando me quise apuntar en atletismo ella se puso súper contenta para ver si así tomaba más control sobre mis extremidades. Creo que me fue muy bueno porque luego cuando vas a los castings son como 5 segundos en los que tú caminas delante de los asistentes y del director de casting, sólo tienes que caminar y creo que el control que yo pueda tener sobre mi cuerpo al final sí que vendría influenciado de que me pasé muchos años en las pistas de atletismo.

P.¿Cuál dirías que es el aprendizaje más importante que sacaste de las pasarelas?

R.Que el mundo es muy grande, no conocemos ni una ínfima parte y parece una chorrada, pero eso te da una cierta perspectiva de lo que puedes esperar de la vida, de ti mismo, de a dónde puedes llegar sin siquiera imaginártelo. Las posibilidades son infinitas.

Lorena Guitián fue protagonista de campañas de moda.
Lorena Guitián fue protagonista de campañas de moda. | Cedida

P.Siempre con Ourense y Valdeorras contigo.

R.¡Eso es inevitable! A mí me coincidió nacer allí y muy contenta de ello. La verdad es que es imposible no comparar, yo que sé, cuando estás en Nueva York, de casualidad te llevan a un restaurante español y dices, a ver… A mí siempre me gusta recordar de dónde vengo, por tener los pies en la tierra, que el mundo del modelaje es algo súper efímero y no dura toda la vida. Y pensar lo que viene siendo mi realidad y la nueva realidad que una construye en base a de dónde vienes.

P.Y ahora que hablabas de comida, justo nos pasamos a tu salto a la repostería. ¿Por qué este cambio?

R.Cuando empecé de modelo dejé de trabajar en el estudio de arquitectura y las modelos no trabajamos todos los días, siempre tienes que estar disponible porque los trabajos salen prácticamente de un día para otro, entonces tenía mucho tiempo libre, cocinaba un montón y me di cuenta de que era algo que me gustaba muchísimo. Estuve cocinando y cocinando a lo mejor dos años hasta que me di cuenta de que podría dedicarme a ello porque después de ser modelo, tendría que volver a trabajar como una persona normal. Entonces la Arquitectura, de donde yo venía, la verdad es que no estaba nada bien y no sabía cómo iba a poder ganarme bien la vida yendo de estudio en estudio. Lo de la cocina lo tuve que ir posponiendo porque no es algo que puedas estudiar online, entonces simplemente me lo iba pasando bien, descubriendo cosas nuevas y leyendo muchos libros. Fui haciendo más dulces y decidí entrar en la Hofmann Culinary School porque me apetecía entrar en algo que no fuese tan necesario, sino para pasárselo bien, disfrutar del momento. Vi que quería estudiar pastelería porque me divierte, puedo ser súper creativa.

P.¿Cómo está siendo su formación?

R.Me gradué en julio y quedé súper contenta con la escuela y con el hecho de haber tomado la decisión de estudiar esto. He estado trabajando con Oriol Balaguer y descubriendo cómo es esto en la vida real, haciendo yo mis propios pinitos y muy contenta. El otro día me preguntaba un compañero en el obrador cuál era mi hobby y le iba a decir hacer tartas pero me di cuenta de que ya es mi trabajo.

Lorena Guitián, en el obrador de Oriol Balaguer.
Lorena Guitián, en el obrador de Oriol Balaguer. | Cedida

P.¿De qué forma dirías que se complementan los tres mundos (arquitectura, moda y repostería)?

R.Aunque la creatividad como modelo es más limitada, sí que estás todo el rato rodeada de gente súper creativa. Pero curiosamente donde más paralelismos veo es entre la arquitectura y la pastelería. Esto va a sonar súper “friki”, pero la construcción de un postre es muy similar. Cuando empiezas a pensar en cómo elaborarlo y lo que hay que meter dentro, cómo planificarlo para que no se caiga… Muchas veces parece que estoy en una asignatura de la carrera, viendo un detalle constructivo y al final tantos años utilizando el AutoCAD, para mí es como quien coge un lápiz, así que cuando ya me pongo a hacerlo, sé exactamente hasta dónde tengo que hundir el interior, dónde va el bizcocho… Sí que veo muchos paralelismos muy útiles.

P.Es como hacer maquetas de edificios…

R.Sí, tal cual. También hay que impermeabilizar las cosas igual que las cubiertas para que no entre el agua. En serio que hay muchísimos paralelismos.

P.¿Cuál es tu objetivo dentro de la repostería?

R.A mí toda la parte que me gusta es la creativa. Me gustaría hacer tartas para eventos y también catering, hacer toda la disposición bonita de la comida, incluso salado también, de eventos grandes.

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