EN CONFIANZA
Carlota Cao, doble premio por su joyería artística
ENTREVISTA
Pregunta.¿Cuándo decide uno que quiere ser artista?
Respuesta.“Artista”. Esa palabra aún me da algo de respeto pronunciarla en voz alta (risas). Supongo que haber nacido en una casa vinculada al arte en todas sus facetas dejó su poso. Mi padre trabajaba en Souto, 50 años ejerciendo la misma profesión, así que yo me acuerdo de ir de pequeño a la nave que tenían en Seixalbo y ver el ambiente de cuadros, esculturas, máquinas… me gustaba. Y en casa tenemos las paredes llenas de cuadros, ¡no nos quedaba un milímetro! Eso, de alguna forma, te condiciona.
P.Entonces, ¿apuntaba maneras en el colegio?
R.Siempre estaba dibujando en los libros, libretas… El director me decía, medio en broma medio regañina, “sempre estás pintando santiños!” (risas). Así que la cosa viene de atrás.
P.Con todo, no se decantó por la pintura en su formación.
R.En principio no. Hice un ciclo de Ebanistería y restauración. Trabajar con la madera era algo que me había atraído desde siempre -puede que el entorno en el que crecí tuviese que ver en ello también-. Al acabar comencé a trabajar en una carpintería. Aún era un crío y necesitaba coger cierta disciplina y pautas laborales que en el negocio familiar no iba a tener (risas). De aquellas mis padres ya habían abierto María Eiriz hacía algunos años.
P.Pero al final, acabó cayendo en la pintura.
R.Estar todos los días viendo cuadros de diferentes artistas te va quedando y lo vas interiorizando casi sin querer. Y en algún momento acaba surgiendo. Creo que tenía sobre 20 años cuando pasó. A mí me tocaba ir retocando las esquinas de los cuadros. Y pincel en mano, una cosa llevó a la otra.
P.¿Recuerda su primer cuadro?
R.Perfectamente. Y también recuerdo que lo tenía mi madre expuesto en la tienda y que se lo vendí a una de mis profesoras del instituto. Mi profesora de música. ¡Las vueltas que da la vida!
P.Desde aquel momento ¿cómo prosiguió su trayectoria?
R.Seguí pintando, pero lo guardé todo en la “habitación de los recuerdos”. Luego me fui a vivir a Madrid y a Valencia, dejando algo de lado la pintura. Regresé hace un par de años, y en ese momento sí que sentí la necesidad de pintar y de expresarme. Fue como si tras ese parón regresase de nuevo la creatividad.
P.Y de ahí surgió la muestra “Renacer o revivir”. ¿Por qué ese título?
R.Por el cambio de vida. Para mí volver a Ourense fue revivir. Es un cambio de vida. Todos los cuadros son vivencias personales, aunque no lo parezcan. Carecen de título individual porque al final los cuadros pueden parecer iguales o parecidos. Pero, por citar, uno lo pinté con rabia y otro con alegría, por cosas que me han pasado en estos años. Y ahí depende de los ojos que lo miren. Son esos ojos los que tienen que buscar y determinar.
P.Háblenos de esa muestra.
R.Son 22 cuadros que estarán expuestos en el Pazo Provincial hasta noviembre. Es una línea muy simple. En la mayoría de ellos lo que se percibe son los lápices y las sombras, aunque hay algunos de ellos con material como alambre, cemento o cartón. Pero generalmente, busco la simplicidad.
P.¿A qué se debe la inclusión de materiales más “sólidos”?
R.Es un guiño a un referente para mí, el pintor pontevedrés Leopoldo Lamas. Él trabajaba mucho la pintura con volúmenes. Y para mí siempre fue algo muy especial que me atraía al ojo. Cualquier cuadro de él me marca y me apasiona.
P.¿Cómo es a la hora de trabajar?
R.Tengo total libertad. Me dejo llevar. No hago las cosas para que le gusten a la gente o encajen los colores como deberían. Lo que me viene a la cabeza lo hago al momento. Y así se queda.
P.¿Qué espera de la gente cuando ve sus cuadros?
R.Que le transmitan algo. Aunque sea negativo. No tiene que ser todo positivo, pero sí que haya algo que remueva al espectador por dentro.
P.¿Por qué pinta?
R.Porque me libera.
P.Ahora que ha retomado su vida en Ourense y su vena más artística, ¿está trabajando en nuevos cuadros?
R.Estoy haciendo cosas, sí. Investigando, innovando, estudiando… Y no descarto hacer con mi hermano, Gonzalo, que es escultor, algo en común. Exponer juntos. Es algo que tenemos hablado. Además, ambos nos influenciamos mutuamente. Así que… ahí lo dejo… (risas).
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