La noche del afilador se vivió en el Pazo

COB-PALENCIA

El técnico Moncho López hizo de necesidad, virtud, las bajas que tenía para lograr el triunfo del COB ante el Palencia

Sergio Rodríguez y Rafa Lisboa festejaron la victoria con los aficionados.
Sergio Rodríguez y Rafa Lisboa festejaron la victoria con los aficionados. | José Paz

Pónganle el adjetivo que quieran, extraordinario, sensacional, impresionante, sobresaliente.... hasta sorprendente. Todos y cada uno de ellos, tienen sentido para definir y valorar el gran triunfo del COB en la noche del miércoles. Leíamos, en un artículo del periodista Manuel Jabois que “la respuesta emocional es tan rápida e impulsiva que ha salvado a mucha gente”, pero “también -añadió- es la que hace responder con un puñetazo a algo que se percibe como una agresión” y vaya si respondió el COB. Es que ni esperó a la acometida del Palencia, sino que al primer amago y sin mediar canasta alguna, más que un puñetazo fue una buena “hostia” (parcial de salida y ventaja a favor que ya no abandonaron los ourensanos) la que le endosó el COB a un Palencia aspirante a todo.

Dicen que en la guerra van primero las armas de ataque y pasado el tiempo se construye la defensa. Así jugó el COB. Así lo planteó y guio el técnico cobista Moncho López, que hizo de la necesidad, virtud. Limitado de efectivos, sin Gill, López, Moody, Ogunsipe... con un solo pívot, eso sí a gran altura, Krikke; sin su tirador, lanzó a su equipo de la mano de los Brito, Rafa Lisboa, Sergio Rodríguez... Charles Barton aún más en condición de “freelander”, acaba de llegar, y el corazón del resto a un ataque desaforado, pues defender no podía al no tener rotaciones.

Lo que ya de salida, puso contra las cuerdas al sorprendido Palencia. Así hasta el final supo mantener a sus mejores jugadores, para ahí ya esforzarse en defensa, con idéntico esmero y acierto. Todo esto sin que el sorprendido Luis Guil, de salida más pendiente de subrogarse el arbitraje -nunca vi un entrenador tan pesado me repetía mi compañero Ángel “Irixo”- lograra en ningún momento, pese a su poderoso arsenal, recomponer a su equipo.

Ganó el mejor y así lo celebró el aficionado ourensano al ritmo de Los Suaves, “Qué nos leve o demo si hoxe non ganamos pois esta noite e a noite do afilador”. ¡Vaya si lo fue!

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