ENTREVISTA

Sonia Vaccaro: "El abuso sexual a menores es el delito más silenciado"

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photo_camera La psicóloga Sonia Vaccaro.

Un 20% de los niños y un 15% de las niñas sufrirán abusos sexuales, según la Asociación Gallega contra el Maltrato a Menores (Agamme).

La psicóloga Sonia Vaccaro, experta en su combate, destaca que "solo se llega a tener conocimiento del 5% de los casos" y por ello dicho delito es "el más silenciado" hoy en día.

"Si además no tenemos en cuenta la palabra de un niño o la ponemos en duda, el agresor se queda en un mundo impune", agrega Vaccaro, natural de Buenos Aires (Argentina), en una entrevista, en la que reitera la importancia de "creer a los menores".

Bien en su consulta, bien en los juzgados como perito, esta profesional ha vivido de cerca numerosos casos que le llevan a manifestar que el testimonio de un niño en un caso de abuso sexual es "fundamental", porque, explica, en muchas ocasiones "es la única prueba existente para poder culpar a alguien".

Comenta que en la Justicia "siempre se parte de la presunción de mentira" y el primer protocolo que pasa el damnificado tiene que ver "con la fiabilidad del testimonio", una afirmación que expone con un ejemplo: "Al menor se le dice '¿Tú estás seguro? ¿Cómo fue que te hizo eso?' y él al momento ya se percata de que no le están creyendo".

"No me creían, entonces no les dije nada más", es una justificación que la psicóloga confiesa que escucha con asiduidad, sobre todo por parte de personas adultas, pues es a una edad ya avanzada cuando los afectados "cobran conciencia de muchas cosas, se sienten fuertes y se atreven a contarlo", detalla.

Pormenoriza Vaccaro las tres claves que clarifican por qué un menor tarda tanto en contar lo sucedido: "En primer lugar, porque a veces el niño normaliza la situación y cree que es así. Por otro lado, cuando lo intenta contar, si no le creen, no lo va a volver a decir. Y por último, se debe a que un niño es una persona frágil que depende de los adultos en todos los sentidos".

"Incluso a veces, con el mismo adulto que lo está maltratando, el niño puede tener una ambivalencia, porque por un lado le dicen que lo que le están haciendo está mal, pero por otro quiere a veces a esa persona, algo que no es incompatible si se trata de un progenitor o un familiar cercano", apunta la profesional.

Recuerda también el caso de una menor que estaba siendo abusada por su padre desde muy pequeña y que, ya con 15 años, le dijo a la psicóloga: "Creí que el amor de padre era así", pues ella "no había conocido otra cosa", pero "no se dio cuenta de lo que ocurría hasta que se lo contó a una compañera de colegio y ésta le dijo que eso no había que hacerlo".

Las estadísticas mundiales detallan que quienes abusan sexualmente de los niños "es gente de su entorno cercano, en un porcentaje muy alto", menciona Vaccaro, algo que "no beneficia a la justicia", ya que "busca siempre pruebas empíricas" y al tratarse de alguien próximo "no le produce marcas", sino que el daño "se lo va haciendo poco a poco".

Vaccaro, que tiene su consulta en Madrid, participó ayer en Ferrol en las IV Jornadas sobre el Maltrato a la Infancia y a la Adolescencia y es autora del libro 'El pretendido síndrome de alienación parental' (Desclée de Brouwer, 2009), así como de artículos de investigación como el reciente 'Violencia vicaria: Los hijos y las hijas víctimas de la violencia contra sus madres'.

El concepto de violencia vicaria se relaciona con que la violencia machista, destaca la psicóloga, tiene la característica de que "casi siempre utiliza, en el 90% de los casos hoy en día, a los hijos como instrumentos para dañar a la mujer", pues para los maltratadores sus niños no son tal, sino "objetos a través de los cuales saben que va a hacer mucho daño a su pareja".

"Precisamente la Organización Mundial de la Salud declaró, en virtud de esto, que los hijos siempre son víctimas de la violencia machista de sus padres. Por acción o por omisión, la padecen. Un padre no cumple bien su rol si no protege a sus hijos", argumenta.

Además, Vaccaro denuncia que a esos niños "les queda ese trauma de por vida" y "no se le olvida la escena", ya que "más allá de la pérdida de la madre, si a algún adulto le deja mal presenciar su muerte, imagínense lo que le pasa a un niño", es algo que para el pequeño, concluye, es "muy difícil de procesar".

Al contrario de lo que ocurre con la agresividad, la psicóloga subraya que los seres humanos "aprendemos la violencia, no nacemos con ella", puesto que es una característica que se asimila "a través de imponernos siempre a los más débiles" y que está vinculada con "pensar que así se puede resolver un conflicto".

Para finalizar, Vaccaro hace un llamamiento a las instituciones: "En el ámbito de la violencia parece como si hace tiempo que todo se hubiera relajado. No se han seguido las campañas y no se ha tratado de profundizar en modelos no violentos de resolución de conflictos. Como sociedad no le estamos dando un buen ejemplo a los niños para que aprendan otras formas de resolver los conflictos".

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