Sueños de Olimpia

La chispa del fútbol para ir a una guerra

Imagen de uno de los tres partidos disputados en 1969 entre Honduras y El Salvador.
photo_camera Imagen de uno de los tres partidos disputados en 1969 entre Honduras y El Salvador.
Recordamos la infame "Guerra del Fútbol"

Antes de escribir sobre el 50 aniversario del Mundial de fútbol de México 1970 me detendré esta semana en un bochornoso conflicto internacional previo, conocido popularmente como 'La Guerra del fútbol'.

Honduras y El Salvador, países vecinos, disputaron una eliminatoria en 1969 por una plaza en el evento. El primer partido se disputó el 8 de junio en Tegucipalpa. El equipo salvadoreño fue continuamente hostigado desde su llegada al hotel -donde fue imposible dormir- y en el aeropuerto. Insultos, piedras, agresiones. Vencieron los hondureños con un gol de Roberto Cardona.

Tal humillante tratamiento y derrota, según la prensa salvadoreña, provocó que la joven Amelia Bolaño cogiese la pistola de su padre y se pegase un tiro. A su entierro asistió el presidente, el ejército y la misma selección nacional.

En ese ambiente, el 15 de junio, se disputó en San Salvador el segundo partido. Ni la protección policial impidió que una turba destrozase el hotel de los hondureños. Lo apedrearon, lanzaron ratas muertas y trapos infectos. Acorralaron a parte en la terraza, mientras otros se refugiaron en la embajada.

Una división acorazada del ejército los escoltó al estadio, donde siguió el acoso y la burla. Quemada su bandera, izaron un trapo de cocina. Ganó el equipo local, 3-0. Aficionados hondureños fueron apalizados y asesinados.

Un tercer partido de desempate se disputó en el estadio Azteca, el 26 de junio, con el ejército mexicano presente entre las dos aficiones. El Salvador se clasificó en la prórroga (3-2) con gol decisivo de Mauricio Rodríguez. Dos semanas después, la escalada de sucesos derivó en la llamada 'Guerra del Fútbol' entre ambos países.

Matarse por la tierra mientras se pisa la Luna

La bautizada como 'Guerra del Fútbol' fue en realidad la 'Guerra de las 100 horas', que utilizó la eliminatoria como excusa. Situémonos. En 1969 gobierna El Salvador el general Fidel Sánchez, apoyado por las 14 familias terratenientes más poderosas. El país es casi seis veces más pequeño y tiene un millón más de habitantes que la vecina Honduras. Los salvadoreños son, en mayoría, agricultores y poco a poco colonizan las tierras fronterizas, con cierta permisividad mutua. Llegan a ser unos 300.000.

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Honduras, gobernada por Osvaldo López tras un golpe de estado, decreta una reforma agraria y ofrece esas tierras a los agricultores locales. Fue el comienzo del conflicto, con grupos paramilitares haciendo 'limpiezas' y expulsando a salvadoreños. En este contexto, el fútbol fue el vehículo para exacerbar las pasiones, propagar más odio y preparar el ambiente que justificase una intervención.

Confiado en sus posibilidades, buscando 'espacio vital' y una salida al Atlántico, El Salvador bombardeó varias ciudades hondureñas el 14 de julio, dos semanas después de ganar la eliminatoria. La guerra.

Una guerra por la tierra entre dos países similares en lengua, pobreza, corrupción y armas, las sobras de la II Guerra Mundial. La Organización de Estados Americanos logró el alto el fuego y regreso a las posiciones iniciales, el 18 de julio. En apenas 100 horas murieron casi 6.000 personas, hubo 15.000 heridos, 50.000 desplazados y reprimidos en ambos países. Tal despropósito humano coincidió con la llegada del Apolo XI a la Luna, dos días después.

La paz y relativa reconciliación entre Honduras y El Salvador se selló en 1980, con otro partido de fútbol. Este, más amigable.


Ver o leer | Así fue y así se lo contó

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El polaco Ryszard Kapuscinski perteneció a  esa raza de periodistas curiosos, valientes casi osados, dispuestos a contar la realidad sin atender posturas ni presiones externas, aun a riesgo de su vida. Recomiendo sus obras y articulos a todo el interesado en aprender como era el mundo a final del siglo XX. Primer reportero internacional presente en el conflicto entre Honduras y El Salvador, fue quien lo bautizó como 'La Guerra del fútbol'. Su experiencia se narra en este libro de artículos publicado en 1992. Ninguno tiene desperdicio.

 ‘La guerra del fútbol y otros’, por Ryszard Kapuscinski. (Anagrama) 250 p.


Citius, altius, fortius | Adiós al gran Michael Robinson

Ni el 'Brexit' ni el Covid-19. Un Cáncer se llevó al popular exfutbolista y comunicador británico Michael Robinson. Campeón de Europa con su amado Liverpool, aterrizó en España buscando una ciudad llamada 'Osasuna' y terminó siendo hijo predilecto de Cádiz. Una lesión de rodilla le retiró de forma prematura del césped y le introdujo de lleno en la comunicación deportiva. Dominó el español mejor que muchos locutores nacionales, en vocabulario, tono y forma de sus palabras, alejadas del forofismo, el tópico y la crítica permanente; sazonado con su acento -que el periodista Alfredo Relaño le prohibió cambiar- y un excepcional toque de humor inglés. Su mayor aportación fue el maravilloso 'Informe Robinson', en emisión desde 2007 hasta esta temporada. Una forma excepcional de explicar el deporte, sus protagonistas y su contexto, ahora afortunadamente imitada por otras cadenas y en otros ámbitos. Sin ningún tipo de formación periodística o reglada fue capaz de llegar al aficionado al deporte español como pocos. Ya lo echamos de menos.

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