Ourense es la ciudad gallega más morosa. Así lo desvela el Ministerio de Hacienda, que acaba de hacer público el periodo medio de pagos a proveedores de las administraciones locales a cierre de 2022, con datos de 31 de diciembre. Solo dos de las siete urbes gallegas incumplen el límite de 30 días que impone la ley para pagar las facturas.
En el caso ourensano, el Concello se demora 46,48 días de media en abonar los trabajos que realizan las empresas a las que contrata, mientras que Santiago se queda ligeramente por debajo de los 40 días. Pontevedra se queda en el límite legal de 30, y ya por detrás se sitúan A Coruña (24 días), y muy por debajo Lugo y Vigo, con 9 y 8 días de demora media, respectivamente.
Ourense ha liderado sistemáticamente la lista de ciudades gallegas que más tardan en pagar sus facturas durante los últimos años, y aunque ha conseguido rebajar sustancialmente la demora media que registraba hace unos meses, cercana al centenar de días, continúa sin cumplir los plazos legales, que marcan un mes como máximo para pagar a los proveedores.
La morosidad en el resto de concellos
En el conjunto de concellos ourensanos, según los datos de Hacienda, un total de 43 consiguieron cerrar 2022 cumpliendo la ley y pagando por debajo del límite legal de 30 días marcado. Otros 40 municipios pagan más tarde de lo que exige la ley sus facturas, mientras que otros nueve municipios no han trasladado sus datos en tiempo y forma al ministerio.
Melón y Trives son los concellos ourensanos que, según los datos de Hacienda, más retrasos acumulan en el pago de facturas, con más de 600 días de demora media. Pontedeva, Porqueira y Xunqueira de Ambía le siguen.
En el lado contrario, los concellos con mayor celeridad a la hora de abonar sus pagos son Padrenda -que casi paga al día-, Vilamarín, Viana y Xunqueira de Espadanedo.
