Entrevista

David Rubín: “Publicar en gallego era una cuenta que tenía pendiente, una cuestión de justicia"

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photo_camera Autorretrato de Rubín y detalle de la portada de "O salón de té..."
El autor de cómic presenta este viernes "O salón de té do oso malaio"

Tras el mostrador, el oso Sigfrido limpia una taza con cariño. No tiene prisa; lleva haciéndolo 13 años, desde que la editorial Astiberri publicó “La tetería del oso malayo”, de una joven promesa del cómic. En los años que han pasado desde entonces, el ourensano David Rubín se ha consolidado como uno de los autores más prolíficos y demandados a ambos lados del océano, colaborando junto a mastodontes del medio como Jeff Lemire, Paul Pope o John Arcudi.

Hoy, década y media después, vuelve a casa, a la tetería donde Sigfrido sigue repasando los bordes de la cerámica: la editorial Demo publica ahora en gallego “O salón de té do oso malaio” y repara la deuda entre Rubín y su idioma materno. Esta tarde -a las 19,00 horas-, el autor presentará el libro en El Sindicato del Cómic. Además, sorteará un original entre los que compren cualquiera de sus obras en esta librería hasta la sesión de firmas.

¿Cómo nace esta nueva edición de “O salón de té do oso malaio”?

Era una cuenta pendiente y una cuestión de justicia. Llevo años publicando en muchos idiomas -¡hasta en ruso!-, pero no en gallego, mi lengua materna. Manel Cráneo, de Demo, cogió el toro por los cuernos y me dijo: “¡Vamos allá!”. Además, no es solo una traducción: “O salón de té…” es un compendio de historias, y algunas se publicaron primero en gallego, en la revista “Dos veces breve”. Por fin ven la luz en su idioma original. 

Lo que sí ha cambiado es la portada, re-dibujada con su estilo actual, ¿cómo se ha sentido revisitándola 13 años después?

Es como ponerte unas botas después de mucho tiempo y descubrir que no duelen, que aún puedes usarlas… pero al mismo tiempo te das cuenta de que tu paso ha cambiado. Hoy lo que me interesa por encima del dibujo -e incluso te diría que la historia- es la narración gráfica, el lenguaje del tebeo. Leo el cómic ahora y creo que aguanta muy bien, pero sí encuentro a un David muy distinto al que soy ahora. ¡Quizá es que ahora me complico más la vida!

Por otro lado, ahora no para de publicar, aquí y en EEUU, ¿qué le impulsa a seguir en el tablero de dibujo después de tantos años?

El reto. No suelo aceptar trabajos de encargo que no me vayan a aportar: antes de invertir los próximos meses con una historia, me ha de apetecer. He de ver que, al terminar, seré una persona distinta de la que soy antes de empezar. El truco es aprender a decir que “no”.

¿Lo ha dicho mucho a lo largo de su carrera?

Sí. Por ejemplo, ya he dicho “no” dos veces a DC, y una vez a Marvel. Eran proyectos que me iban a quitar tiempo de obras que, aunque de entrada no parece que llamen tanto la atención como los superhéroes más populares, a la larga me han traído muchas más alegrías. En Marvel o DC habría sido uno más, y además los derechos de los personajes y las historias tampoco habrían sido míos. 

En cambio, le ha dicho “sí” a Neil Gaiman: acaba de anunciar que participará en la adaptación al cómic de “Norse Mythology”?

Justo ahora estoy trabajando en ello. Será una colección en la que cada capítulo estará dibujado por un autor diferente -también participarán Mike Mignola o Jerry Ordway-, y el relato que me ha tocado es uno de los que más me gusta del libro. Es todo un reto, hasta ahora no había tratado dioses nórdicos… ¡y trabajar con Neil Gaiman es una pasada, no te lo voy a negar! 

Volviendo a Galicia, y a Ourense, ¿cómo ve la escena del cómic en la ciudad?

Bastante mejor que cuando yo empecé. Hay mucha sangre nueva, en Galicia y en Ourense, donde tenemos a gente como Miguel Robledo, que es el gran autor de cómic gallego. El problema que tenemos en la ciudad es que la cantera -que la hay, y mucha- no ha estado apoyada nunca por el poder político ni por la economía. Ourense fue prácticamente la Atenas de Galicia, con el grupo Nós, y hoy sigue habiendo mucho talento local. Es una pena que no se apueste más por él y los autores tengamos que irnos fuera. 

¿Se plantea incluir a Ourense en alguna de sus obras futuras?

Yo creo que, de un modo u otro, los temas locales siempre están, incluso en lo que hago para EEUU. Tal vez no es tremendamente explícito, pero utilizo recursos narrativos y modos de entender o presentar a los personajes que me salen así porque soy gallego. Veo a los de Manhattan y resuelven las mismas situaciones de otra manera: como artista, cuentas lo que conoces y has vivido, ¡y yo -por suerte o desgracia- soy más gallego que el albariño! Eso sí, hay un componente ourensano que cuelo siempre que puedo en mis obras: el licor café.

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