La deuda inversora del Gobierno con Ourense: más de 1.200 millones

Obras de la Variante Exterior, actualmente en marcha en los primeros subtramos.
photo_camera Obras de la Variante Exterior, actualmente en marcha en los primeros subtramos.
La deuda inversora del Estado exige que el nuevo Gobierno habilite cuantiosas partidas para cumplir con Ourense

La provincia de Ourense se juega alrededor de 1.250 millones de euros en grandes proyectos en una legislatura de alto voltaje y máxima tensión en el que las inversiones se dirimirán en un complicado encaje de bolillos en el que el peso de los separatistas catalanes será pieza clave. 

Este periódico ha calculado la inversión necesaria para culminar en esta legislatura seis proyectos que llevan años pendientes y que son estratégicos para una provincia que clama por inversiones.

Sin contar los proyectos integrales, sino aquellos tramos o partes de las obras ya en rampa de salida (o incluso ejecutándose) y que deberían ser una realidad en los próximos cuatro años, la cifra de 1.250 millones de euros es un montante que debería servir como primer paso para sacar a Ourense del furgón de cola. 

Esto sería lo necesario para ejecutar por fin el saneamiento integral del Barbaña, cuya inversión, de 32 millones de euros, lleva años empantanada por fallos en el proyecto y el retraso de la evaluación de impacto ambiental. También sería una inversión suficiente para desatascar los dos tramos pendientes de licitación y el que ya tiene el proyecto en redacción en la A-76 (autovía Ponferrada-Ourense), una histórica demanda de Valdeorras que sigue sin salir de los despachos, pero que no puede esperar más. 

Finalizar el primer tramo, ya en obras, de la Circunvalación Norte de la ciudad, y comenzar así el segundo tramo de enlace con la A-56 (Ourense-Lugo), ambos proyectos redactados y pendientes de licitación, es otra de las prioridades para las que se necesitan estas cuantiosas partidas, así como para ejecutar las obras de la estación intermodal (en pleno proceso de adjudicación) y que lleva años encadenando problemas, por lo que exigirá una vigilancia extrema de la sociedad ourensana para asegurar su cumplimiento. 

Por último, y como inversión más voluminosa (cercada a los 500 millones de euros), se encuentra la Variante Exterior del AVE, para la entrada de la alta velocidad en la ciudad. Para ello, es necesario que el nuevo Ejecutivo comprometa los fondos necesarios no solo para finalizar los dos subtramos ya en obras, sino que comprometa (y eso es lo que más dudas suscita) los tres restantes, que siguen en una desconocida fase de tramitación administrativa sin plazos concretos, pero cuya ejecución no debería irse más allá de este nuevo mandato de Pedro Sánchez, así como la finalización del Museo Arqueolóxico, cuyas obras deberían estar rematadas ya el año que viene.

Más allá de los grandes proyectos cuantificables, el nuevo Gobierno deberá sacar del cajón de las promesas otra serie de medidas a las que se comprometió con el acuerdo firmado con el BNG para la investidura. Así, la rebaja de los peajes de la AP-53 acordada permitirá un descuento de un 75% a los ourensanos que viajen recurrentemente a Santiago (al menos 20 viajes al mes) y que pasarán de pagar 12,8 euros por ida y vuelta a solo 3,20. Además, habrá también un descuento del 50% para los que tengan telepeaje y que solo pagarán la ida cuando viajen a la capital gallega. 

Además, la creación de un juzgado exclusivo de violencia de género en Ourense, el inicio de los estudios para la modernización la línea del Miño entre Guillarei y la ciudad o la llegada, parece que en el primer trimestre de 2024, de los trenes Avril para acabar con la falta de plazas en el AVE deben ser demandas cumplidas en estos años. Aunque sobre la mesa hay peticiones, como el proyecto de estación de mercancías en el Polígono, presupuestada en 20,5 millones, que también se deberán introducir en el debate político.

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