Para llegar a los 105 años: poco alcohol y sin fumar

Bernardino Álvarez nació en 1917 y ha visto nacer a hijos, nietos y bisnietos. En junio sopló 105 velas rodeado de su familia, que destaca sus hábitos saludables. “Siempre comió variado y fue estricto con no pasarse con nada”, dice su hija, Manolita Álvarez.

Bernardino Álvarez, con su nieta Celia.
Bernardino Álvarez, con su nieta Celia.

Para llegar a los 105 años no existe ninguna receta mágica, pero los hábitos tienen un peso importante. Bernardino Álvarez, natural de A Barxa (Celanova) y vecino del barrio de A Ponte de la ciudad, sopló 105 velas el pasado junio, rodeado de gran parte de su familia. “Está bien de salud, la verdad, aunque dio un pequeño bajón los últimos años”, explica su hija, Manolita Álvarez.

La longevidad, en la familia Álvarez, es habitual. “Eran 10 hermanos, y todos superaron los 90 años. El hermano más pequeño cumple en unos meses 100 años”, señala la hija. ¿Y cuáles son las claves para llegar a estas edades? “Todos fueron siempre muy estrictos: poco alcohol, solo vino de casa, nada de fumar, y comer un poco de todo, sin excederse”, señala Álvarez. Además, la mayoría de los productos que comían provenían de su propia huerta. “Y se cuidaban: si hacía calor, siempre a la sombra, si hacía frío, se abrigaban. Todo eso ayuda”, añade.

Ahora, su padre vive con ella en la ciudad, pero los hábitos se mantienen. “Sigue comiendo bien, en esta época toma mucha fruta. Las cerezas le encantan y da gusto ver cómo las come, después de quitarle el hueso y el rabito tranquilamente”, explica.

Las elevadas temperaturas de estas semanas no impiden que Bernardino disfrute de la vista del río Miño y del Puente Romano desde su balcón. “Le gusta mucho mirar lo que pasa en la calle. Si hace mucho calor, ya lo traigo para dentro para que esté más fresco. En casa mantenemos las persianas bajadas, airear cuando viene el fresco… lo típico estos meses”, comenta su hija.

Aunque ahora su padre duerme más horas que antes, una vez que se despereza, sigue estando activo. “Él de cabeza está bien, se acuerda perfectamente de su nombre, se da sus paseos por el balcón…”, comenta.

Álvarez considera que, aunque en la provincia ourensana haya actualmente un elevado número de centenarios, es difícil que esta tendencia se mantenga en los próximos años. La calidad de vida actual es “mucho peor” que la de antes, al menos en ciertos aspectos. “No creo que lleguemos a su edad, con el ajetreo de vida que llevamos… Todo eso afecta mucho a nuestra salud”, explica.

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