Inmigración en el rural de Ourense: “Nótase que hai máis vida nas aldeas”

Vecinos dialogando frente al concello de Verea.
photo_camera Vecinos dialogando frente al concello de Verea.
Verea es uno de los pequeños concellos que más vecinos ha captado en los últimos años. Aquí reciben con los brazos abiertos a las nuevas familias que revitalizan la vida en el rural ourensano y que llegan desde otras ciudades españolas o desde el extranjero

Verea es uno de los concellos de menos de mil habitantes que más vecinos ha atraído en los últimos tiempos: 290 desde 2017. Esta llegada de nuevos residentes alegra a los que ya vivían, que confirman que la continua llegada de vecinos “dá alegría nas aldeas”. Desde el bar Carballo ya indican que “todos conocemos a familias que han llegado recientemente”, una sensación que confirman en los principales centros neurálgicos del municipio.

Chus Gómez, la farmacéutica del pueblo, cuenta con alegría que “hai moitas novas familias polas aldeas, e nótase porque hai máis nenos”. Así, comienza a relatar diferentes familias que han llegado recientemente a los núcleos de Bangueses, Ourille, Sabucedo o Gondesende y que se han instalado de forma permanente. Con esta versión concuerda la taxista, Mónica Dapía, que “se ben a min non me repercute no taxi, xa que é para maiores de 65 e todos os novos teñen coche propio, de levar a xente decátaste de que hai veciños novos”.

Toño Valado, cartero en el concello, es capaz de nombrar a más de diez familias que se han mudado recientemente y que están rehabilitando pequeñas casas en los núcleos rurales del concello. Es precisamente esta dispersión la que menciona Gonzalo Míguez, de la gasolinera y vecino, lo que provoca que “non se note tanto no día a día, xa que hai aldeas que quedan a 20 quilómetros unhas das outras e non nos coñecemos entre nós”.

Por su parte, el alcalde, José Antonio Pérez Valado, subraya que “é a nosa forma de loitar contra a despoboación”. Para ello han invertido en la rehabilitación de viviendas sociales o en la puesta en marcha de un servicio de conciliación en las dependencias municipales, algo impensable hace años por la falta de niños pequeños. Además, también enfatiza la necesidad de retener a los vecinos y una forma de hacerlo es a través del servicio de taxi gratuito para los mayores de 65 años. “Antes, todos os veciños que perdían o carné marchaban. Agora poden quedar sen perder calidade de vida”, subraya.

En cuanto al perfil, es heterogéneo y ayuda a rebajar la media de edad. La mayoría de recién llegados son familias jóvenes en edad de trabajar procedentes o bien de Venezuela o bien de otros puntos de España como Sevilla o Barcelona. Además, el covid provocó que personas con raíces en aldeas de Verea que vivían en la ciudad restaurasen alguna vivienda y la utilicen como segunda vivienda o incluso como residencia principal.

A diferencia de lo que ocurre en las grandes ciudades, aquí la inmigración es bien recibida por todos los vecinos “sempre que sexan boa xente e non molesten a ninguén, estamos contentos de que veña xente ás nosas aldeas”.

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