Crónica

¿Y quién controla los plazos del alcalde?

Jácome, con el orden del día de una junta de gobierno. (Foto: Miguel Ángel)
photo_camera Pérez Jácome (Foto: Miguel Ángel)
Mientras el regidor revisa en Cataluña proyectos de movilidad vertical que, según sus plazos, ya deberían estar en obras, sigue consumiendo plazos. El 3 de mayo prometía tener en marcha el control telemático de los funcionarios. El día pasó y nada se sabe.

"Pasou o día e pasou a romaría”. Así se puede definir a modo de dicho popular lo que el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, hace con las continuas promesas que lanza al aire. Una de las últimas, que para muchos no tenía mayor intención que correr un tupido velo a su controvertida gestión, fue la de implantar un control telemático a los trabajadores municipales, tras culparlos de los incumplimientos acumulados en estos dos años y acusarlos de escaqueo laboral. Para ponerle freno, aseguró que se implantaría este control digital. Y, envalentonado, se atrevió a poner plazos concretos, sin miedo a seguir incumpliéndolos. Así lo hizo el pasado 13 de febrero. Entonces manifestó, vía nota de prensa, que el 3 de mayo era la fecha elegida para implantar este seguimiento digital, dejando de ser manual como hasta ahora. Un plazo que según corroboraron ayer los propios trabajadores no se cumplió, ni se espera. 

“Para implantarse debería negociarse las condiciones en una mesa de negociación, porque no existe actualmente ningún horario preestablecido”, recuerdan desde los sindicatos. Por lo de pronto, parece que ni en eso ha avanzado el regidor. “Hoy, el control horario que hay es el que se hace con las firmas en papel en algunos servicios, nada más”, confirmó el presidente de la junta de personal, José Manuel Rodríguez.  Creen que Jácome rescató el tema simplemente para utilizarlos como “escudo” ante la falta de concreción de todos los proyectos que ha ido anunciando.  Pero no hay nada detrás.

Plazos vencidos

Este control telemático se suma a un carrusel de incumplimientos en estos casi dos años de gestión. Hace un mes, anunciaba la inminente aprobación del proyecto de la Plaza de Abastos de A Ponte, “en esta junta de gobierno o la siguiente”. Han pasado cuatro reuniones del gobierno desde entonces. Y ni rastro. 

Las escaleras mecánicas, cuyas primeras obras anunciaba ya para esta primavera, no tienen visos de avanzar. Y en el tintero se han quedado unos contenedores soterrados nuevos que deberían estar colocados ya en toda la ciudad o una piscina infinita en Covadonga cuyas obras deberían estar al menos ya en concurso, por poner algunos ejemplos. Nada de esto ha salido adelante, los nervios florecen y ni siquiera culpabilizar a los trabajadores municipales  parece surtir efecto.   

Mientras, las colas siguen a las puertas del Concello en la Praza Maior. El sistema de cita previa iba a estar en funcionamiento tras Semana Santa, según aseguró tras recibir fuertes críticas por parte de vecinos y partidos. “O día pasou e pasou a romaría”. Mientras, la pregunta surge: ¿Y quién vigila al vigilante? 

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