Va de Barrios | Sin ley en el agónico Casco Vello de Ourense

El Casco Histórico tiene casi tantas plagas como las de Egipto: ratones, ratas, hormigas, cucarachas y últimamente termitas traen de cabeza a los vecinos de la zona monumental de la ciudad, protegida como Bien de Interés Cultural, pero abandonada a su suerte por las administraciones. “Aquí a fauna é feliz”, tiran de humor los vecinos. La sección del “Va de barrios” acompaña a la asociación vecinal Casco Vello por las calles más afectadas por el declive. Los datos, por sí solos, ya son desalentadores: un 60% de los edificios de la zona emblemática de la ciudad están en estado ruinoso o deficiente, la mitad de las viviendas están vacías y apenas el 9% de locales comerciales tiene actividad. Una treintena de solares abandonados, absorbidos por la maleza, completan el puzle de la agonía del Casco Vello. Esta decadencia también ha generado un éxodo sin precedentes: viven 3.800 personas en estas calles, 2.000 menos que hace una década. Algunos vecinos, hartos de plagas como las de las ratas, han hecho las maletas recientemente. La ruta empieza frente a la sede de la asociación vecinal Casco Vello, en la rúa Liberdade. Las vistas desde aquí dan a un solar abandonado que vivió tiempos mejores: el edificio Goretti, un antiguo colegio en el que la maleza crece y se expande hasta los edificios colindantes, preocupados por la situación. Desde la asociación vecinal trasladan que “o abandono, coma o doutros solares, xera maleza, suciedade, bichos…”. Además, sobre otros solares, desde la asociación vecinal apuntan que “hai xente que os utiliza para consumir e créase un foco de residuos de xiringas que, de non estar abandonado, non se empregaría para iso”. El buen tiempo trae más plagas de ratas y termitas al abandonado Casco Histórico. “Eu tiven trampas para ratos porque acaban subindo ás casas, dá igual que sexa o primeiro que o terceiro piso, soben igual”, destaca Irene, una de las portavoces de la asociación vecinal del Casco Vello. Recuerda que hace tres semanas las termitas “comezaron a saír a borbotóns pola rúa”, ante la sorpresa de los vecinos. La ruta sigue por más solares deshabitados, pero no en desuso: algunos están okupados o son empleados por personas que acuden a drogarse. En la rúa Hernán Cortés hay varios. “A nivel salubridade preocúpannos os solares abandonados. Ademais, ten ese efecto colateral de cucarachas, ratos, ratas…”, señala Irene. Sobre el uso que algunas personas hacen de estos edificios abandonados, desde la asociación vecinal destacan que “houbo edificios que arderon e nos que se facía ata lume dentro, mexaban polos balcóns…”. Basura y grafitis El trayecto por el Casco Histórico, especialmente por la zona sur, está repleto de pintadas. “Isto necesita solución, non sabemos se máis vixilancia ou que”, apuntan desde la asociación. En edificios protegidos como el Arquivo Histórico o en la propia Catedral de San Martiño hay grafitis por doquier. Además, la última solución del Concello, el conocido como “brochazo”, no convence a los vecinos. Muchos se enfrentan ahora a sus viviendas pintadas con una mala técnica y con pintura no adecuada para esta zona histórica: todo promovido por el Concello. Frente a la Catedral sobresale el problema de los contenedores. Lleva una década sin poder utilizarse. “O Concello fixo propostas para o lixo pero non funciona ningunha”, apuntan. Otro de los problemas que preocupa en Vinos es el tráfico. “É a estrada sen lei, xente que se mete ata en dirección contraria. Queremos reivindicar que se regule o tráfico desta zona peonil. Desde que se baixaron os bolardos, aumentou moitísimo o tráfico, os coches veñen a velocidade alta nunha zona na que non hai beirarrúas”, se quejan. Además, lamentan el deterioro de las piedras del suelo. En general, “O Casco Histórico está abandonado e necesita que se lle meta man”.