Domund 2021

Amig@, hemos oído muchas veces que la vida que no sirve, no sirve para nada. Tengo la suerte o, mejor, la gracia de convivir con tres misioneros. Dos lo fueron en Venezuela durante más de 60 años cada uno. El otro trabajó en África durante 12. Actualmente son 92 los misioneros ourensanos, repartidos en 29 países de cuatro continentes. Todos los años por estas fechas analizo el cuaderno Domund, que edita la delegación de Misiones de nuestra diócesis. En la presentación del folleto nuestro obispo nos dice: “No hemos sido llamados para ser cristianos de sacristía ni de salón, ni tampoco de mesa camilla… Los primeros cristianos… no se replegaron sobre sí mismos y sobre sus pequeñas comunidades, sino que se vieron impulsados a desplegarse por todo el mundo”. Nosotros “no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído”.

Las 735 parroquias de nuestra diócesis se desplegaron el año pasado por todo el mundo con sus oraciones. 522 lo hicieron también con su aportación económica. Las urbanas colaboraron con 44.961,77 euros; las del rural, con 81.466,74. La parroquia que más aportó lo hizo con 5.370 euros. También colaboraron las comunidades de religiosos y religiosas; de estas, la que más entregó fueron 2.395. Asimismo, participaron, con oraciones y dinero, diez colegios de la diócesis; de estos, entregó 3.079,28 euros el que más. Otros ingresos procedieron de personas particulares, 27.079,65 euros, y de herencias/fundaciones, 300,52. En total, el año 2020, nuestra diócesis envió a Obras Misionales Pontificias, 181.369,60 euros.

Nosotros, además de nuestra aportación económica, hacemos más intensa la oración que el papa Francisco nos propone en “Fratelli tutti”: “Señor y Padre de nuestra familia, tú creaste los seres humanos con la misma dignidad: infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal, inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz… Que nuestros corazones se abran a todos los pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que sembraste en cada uno…”.

Amig@, apasionados por la vida, dejemos que los montes jueguen con el romero, su alegría perfuma nuestras vidas; dejemos que nuestro corazón juegue con su generosidad, su bondad enjuga muchas lágrimas; dejemos que nuestra vida anuncie la Buena Nueva, su actitud lleva a muchos el consuelo.