Gentes de Negreira

Me contaba mi amigo, el más viejo de la parroquia, que poco después de llegar de Argentina, con algunos pesos, y, durante un tiempo que tardó en establecerse ya definitivamente, solía andar en compañía de varios señoritos del pueblo la Muy Leal y Noble Villa de Negreira, entre ellos un médico y un abogado, disfrutando de las fiestas, charangas y diversiones propias de unos mozos ya hechos y derechos. Y que muchas veces cuando se le unían en comunión algunos otros, vulgo obreros y otra gente, de una indigencia intelectual bastante alarmante, y que siempre en el máximo apogeo de la algarabía los dos universitarios hacían comida aparte. Y me ponía un sencillo y gracioso ejemplo del médico que examinando y reconociendo un golpe recibido en alguna parte del cuerpo no decía como el vulgo “mazadura” o golpe, sino que le llamaba equimosis, edema, hematoma o contusión, así por este orden.

Y que cuando discutían o razonaban sobre algo que trascendía un poco del saber y conocimiento popular, siempre había alguno de primaria incompleta que se atrevía a poner sus pros y sus contras, entrando a trapo abierta y escandalosamente.

Me decía, tal como si fuese su nieto recibiendo consejo, que él comprendía perfectamente su lugar y, más que callar por vergüenza, lo hacía tanto por educación como para aprender algo.

Sucede esto más a menudo de lo que pudiera parecer sobre todo en algunas corporaciones locales, amén de otras tertulias o sociedades, en donde los pocos universitarios que suele haber suelen muy bien, o caer en la tentación de su primacía intelectual poniendo en su oratoria alguna que otra palabra desconocida y rara o bien, incluso, llegar a latinismos que solo ellos entienden o llevar sus razonamientos por latitudes totalmente filosóficas y alejadas de la realidad.

Bien es verdad que a menudo, más a menudo de lo que también se pueda pensar, la Universidad ha dado muchos analfabetos, pero analfabetos auténticos, de verdad y de los buenos. En fin, gentes que no son patrimonio exclusivo de este mi pueblo.