Globalización y
 desarrollo

Los países emergentes se rebelan contra la políticas de "solidaridad" dominantes. Algunos pensadores del desarrollo formulan principios éticos relevantes para el cambio social en los países pobres, analizan las dimensiones morales de las teorías del desarrollo y persiguen resolver dilemas morales planteados por las prácticas del desarrollo.

Existen distintas fuentes para la evaluación moral de la teoría y práctica desarrollo. Activistas y críticos sociales como Gandhi criticaron el desarrollo económico colonial y/o ortodoxo. En los años sesenta otros científicos, Myrdal entre ellos, se relaciona necesidad de una redefinición del llamado "desarrollo", porque adeuda a sus costos de sufrimiento humano y pérdida de significado, y puede equivaler a "anti-desarrollo". Otros como Fanon, Amartya Sen ven en algunos desarrollos no sólo como crecimiento económico, industrialización y modernización, sino como expansión de las capacidades y los funcionamientos valiosos de la gente. Los individuos no siempre quieren ser vistos, como recipientes pasivos de los beneficios de los programas de desarrollo. Existe una razón para el reconocimiento del rol positivo de la actividad libre y sostenible y también de la impaciencia constructiva.

La ética del desarrollo confronta la nueva y difícil tarea de comprender y evaluar éticamente la "globalización" y proponer respuestas institucionales adecuadas para este fenómeno tan complejo. De todas formas si se reducen los presupuestos de forma drástica destinados a la solidaridad; si el estado no asume con claridad, o transfiere servicios sin dotación económica o se desentiende de los servicios sociales elementales, de la educación, de la salud pública, el pretendido desarrollo se convierte en anti-desarrollo, en pobreza y en miseria.

No es camino aconsejable destruir la solidaridad entre los hombres y mujeres para recrear la solidaridad etérea de los decretos. El propio contenido de la solidaridad es el que le confiere la capacidad de desempeñar la función de principio político. La dejación de funciones por parte del Estado tienen una referencia política definitiva, dado que este aspecto afecta radicalmente a la solidaridad a diferencia de la libertad y de la igualdad. La solidaridad individual no debe sustituir a la necesaria solidaridad del Estado, moderador y lenitivo eficaz de las desigualdades.