A golpes con el CGPJ

Los políticos y los afines a los mismos no dejan de ponerse en evidencia un día sí y otro también reclamando para sí la dirección del máximo poder judicial.

Todos quieren arrimar el ascua con el fin de condicionar sus deliberaciones en unos hipotéticos y futuribles casos de necesidad propia. Cómo pueden tener tanta cara. Se les ve a la legua que con el vano pretexto de que es necesario remover la composición de los miembros lo que están es por un sal tú que me pongo yo.

En mi corto pero liberado pensamiento de persona llana y apolítica, como el sentir del pueblo que vive con los pies en el suelo, no puedo dar por bueno lo que está ocurriendo, guerras de intereses para meterse en un cuerpo que lejos de depender de las decisiones de los grupos políticos debería de tener un mecanismo interno para que en los momentos puntuales de tener que relevar algún miembro sea el propio consejo tanto por vía de promoción interna, sea oposición o cualquier mecanismo tal como el concurso de meritos, se solvente el tema sin que a nosotros nos parezca un mercadeo que lo único que hace es desvirtuar al propio consejo.

No puede depender algo tan serio de una temporalidad de grupos con intereses partidistas. No hace falta recordar que el C.G.P.J. es de todos y no es de nadie, para todos y para nadie en concreto. Algo tan serio no puede depender de los políticos sean del color que sean, que dicho sea de paso los políticos no son técnicos y los jueces si les pasan por encima en estudios a todos como para ser manejados por ellos

Se les nota demasiado que el afán por cambiar no es por otra razón que su propio interés, así de claro lo ve el pueblo llano, pero se empecinan en hacernos creer que ellos deben de ser quienes tengan la potestad de poner y quitar a su antojo. Esto es lo último, un juez juzgado por un político. La democracia y sus altos guardianes tienen que ser libres y totalmente independientes. Ni unos negarse ni los otros obcecarse en echarle el guante al poder judicial. Por algo será, va a ser que por nosotros no, a la vez que se les ve el plumero se delatan a sí mismos. Sean serios señores.