Informar y no desinformar

Por cualquier esquina y medio de comunicación de este apaleado país surgen ocasiones en las que los excesivamente adeptos de cualquier ideal político tratan de arrimar el ascua a su sardina. Todo parece dentro de una lógica hasta que sus opiniones son meridianamente partidistas, entonces se produce la injusticia por la información tergiversada por intereses sean los que sean.

Es sabido que quien tiene acceso a los medios puede dar la noticia sesgada o, lo que es más difícil, dar la información veraz de los hechos. Esto último es mucho más difícil pues al informador, o en el caso desinformador, le va contra sus principios y solo ahonda en el comentario que le proporcione satisfacción. Estos últimos días en esta sección se dieron varios casos. Ponerse a defender comentarios de quien sea dejando de lado la veracidad por omisión de la información inherente a los hechos no es de justicia, y sobre todo cuando quien lo hace no es beneficiario directo. Es como arrimar el ascua a la sardina de algún líder deseoso de aprovecharse del barullo creado. Esta desinformación tipo topo debe de modelarse para que la lucecita de la conciencia (un poco ciega también) les deje dormir en paz y no les haga caer en el fanatismo, y ya se sabe, el fanatismo es ceguera.

Demasiados siervos a favor de unos líderes que día a día demuestran que en gran medida no se merecen la confianza del respetable, que se defiendan ellos solitos y si no saben a otra cosa.

Es bueno medir varias veces antes de cortar sea del color que sea, esto se lo dice alguien que por ser libre puede opinar con claridad y libertad.