Cartas al director

Las migajas del Estado

El organigrama o el entramado social para acceder a puestos de trabajo en la Administración del Estado (al igual que el de conseguir cualquier titulación universitaria, etcétera...) pasa por un proceso dictatorial e inamovible; ideado por los sesudos recaudadores de la pasta gansa. Todo tiene su precio, señor@s. Por lo tanto, primero hay que aflojar la moneda de cambio; después hay que adiestrar a la mente y al cuerpo, afinando la memoria, (en algunos casos, perfilar y tonificar músculos), y después (entre otras cosas) investigar y descubrir esos oscuros caminos que nos permitirán conseguir el objetivo. Que haberlos hailos.

Por otro lado, la Administración del Estado permite otros accesos (de segundo orden): las bolsas de trabajo con estrictas pruebas de acceso. Se demuestra así, a todas luces, que la validez y capacidad de las personas que las consiguen, son tan aptas y profesionales como las que superan el concurso oposición; como así lo hace explícito, el bagaje y los años continuados de las personas interinas (algunas con más de 15, 20 o 30 años contratadas) que rellenan la mala praxis que, con los contratos con la Administración, mantienen a 800.000 personas en fraude de ley, sin ruborizarse. Se produce así, un trato de medio pelo hacia estos profesionales, que se merecen un enfoque más humano por parte del señor Iceta (ministro de Política Territorial y Función Pública), su benefactor, Pedro Sanchez y los sindicatos, que deben pleitesía a los anteriores según se adivina en esta escala dictatorial, como es la aplicación sesgada de la economía en este apartado. No se puede hacer apología democrática a los cuatro vientos, cuando la Administración del Estado de este país, sabe de antemano, que un estrato laboral y oprimido de su corporativo es mantenido con las migajas de su desdén.