Escribo desde España. Es evidente que el idioma inglés ha irrumpido en el contexto comercial de nuestro país "Black Friday" de igual manera que lo hizo, a través de la historia, y por vía marítima, en la batalla de Trafalgar; vencida por los ingleses, sin duda, por la mala praxis de la plana mayor de nuestras Fuerzas Armadas; o por la mala preparación académica de nuestros marinos, al no tener conocimientos de otros idiomas.
Hecha esta introducción, no muy académica, quiero compartir con vosotros, o ustedes, como más cómodos se sientan, mis sensaciones del este viernes negro; tan cacareado en inglés por todos lados, a la busca y captura de ese bálsamo de "Fierabrás", que pueda calmar la situación endémica que atraviesa la economía de nuestro país; echando descaradamente las redes a los ingresos extras de los pensionistas, que han recibido sus pagas dobles, (aunque algunos se han sorprendido por algún que otro embargo), seguro que algo les llegará a puerto.
El coronavirus sigue su curso, sin inmutarse (con mascarillas o sin ellas); ajeno a la caótica situación social y económica que está llevando a cabo por todo el planeta. El, "Black Friday", se la trae al pairo; como parece ser que lo hará en las próximas Navidades y cualesquiera de los eventos sociales preestablecidos.