La educación del esfuerzo

Publicado: 02 nov 2022 - 04:23

Los peores augurios se ciernen sobre el presente. Con frecuencia se publican profundos ensayos denunciando el futuro oscuro que nos aguarda. Los jóvenes vivirán peor que sus padres. Reclaman la necesaria reforma que no llega del capitalismo. Los modelos alternativos no terminan de fraguar. Nadie niega, sino todo lo contrario, un impulso del esfuerzo necesario para superar esta situación.

Abundan los autores que centran las necesarias reformas en la economía y en la organización de la sociedad. Reclaman que los poderes democráticos pongan o punto final o, por lo menos, recorten sustancialmente su actual subordinación de facto respecto a los poderes financieros y establezcan unos nuevos marcos reguladores eficientes de la libertad de mercado. Que por esas vías los poderes democráticos pongan punto final a la libertad descontrolada que en las últimas décadas ha fomentado la desigualdad, la injusticia y la corrupción para desembocar en el “estado de malestar”. En paralelo, que los poderes democráticos desarrollen nuevos marcos y mecanismos reguladores, nuevas políticas fiscales.

Las medidas económicas son insuficientes si no se desarrolla una política educativa centrada en el desarrollo de los valores integrales de la persona como punto de referencia. Hay cuatro “C” que tienen un significado especial. Son las “C” de pensamiento crítico, creatividad, colaboración y comunicación. Conceptos que promueven habilidades que los jóvenes necesitan para desarrollar su potencial. A partir de retos, padres de alumnos, alumnos y profesores desarrollan aprendizajes significativos, mejoran sus competencias y se aproximan a contextos reales. Y lo hacen con la conciencia de proyectos y vivencias que forman parte de un camino donde equivocarse no es un error, sino un aprendizaje más, una oportunidad.

Todo proyecto educativo quedaría vacío y nos revertiría a un individualismo generador de miseria si no se hace crecer en un clima de solidaridad y de justicia. Toda persona tiene igual derecho a un régimen plenamente suficiente de libertades básicas iguales, que sea compatible con un régimen similar de libertades para todos. Las desigualdades sociales y económicas deben satisfacer dos condiciones: deber estar ligadas a empleos y funciones abiertas a todos, bajo condiciones de igualdad de oportunidades, y deben beneficiar a los ciudadanos marginados en la sociedad.

Contenido patrocinado

stats