Mujeres, hombres...y biología

Hombres y mujeres no somos iguales ni lo seremos nunca. Es imposible y esas diferencias son las que nos permiten complementarnos y nos aportan riqueza mutuamente. Y esas divergencias tienen su origen común en la biología, concepto que a alguna gente se le atraganta o se niegan a admitir.

Genéticamente, los hombres poseemos dos cromosomas XY, mientras que las mujeres presentan un par XX. Esta diferencia hereditaria sienta las bases para muchas variaciones biológicas. Así, mayoritariamente, los varones tenemos una mayor masa muscular y un porcentaje más alto de testosterona, lo que contribuye a la capacidad física, mientras que las mujeres, por lo general, poseen una mayor cantidad de grasa subcutánea y una estructura ósea más ligera, beneficios que juegan un papel crucial en la maternidad y en la protección del sistema cardiovascular.

La influencia hormonal también marca una distinción significativa. Las fluctuaciones en los niveles de estrógenos y progesterona en las mujeres provocan cambios en su estado de ánimo y bienestar, mientras que la testosterona en los hombres está vinculada a la agresividad y competitividad. Estas hormonas no solo afectan al cuerpo, sino que también influyen en los comportamientos y en la manera en que ambos sexos nos relacionamos con el entorno.

Además de lo anterior, el cerebro humano también presenta variaciones. Diversos estudios sugieren que las mujeres tienden a desarrollar más el hemisferio derecho, lo que explicaría su habilidad superior en tareas que precisen memoria, comunicación y empatía (más “emocionales”). En contraste, los hombres, con el hemisferio izquierdo más desarrollado, solemos poseer una mayor especialización en habilidades mecánicas y que requieran el uso de la lógica y los cálculos matemáticos (más “racionales”).

Por tanto la biología marca nuestras tendencias generales de actuación en la sociedad, e influye inconscientemente en nuestras decisiones, prejuicios y actitudes, actuando muchas veces como la naturaleza, con una fuerza imparable, para bien o para mal.