Románico en Negreira

Publicado: 27 ago 2018 - 11:40

Como estamos en vacaciones todo parece que se perdona. Véase la política. Por no decir otras cosas que nos siguen afectando y ahogando cada vez más.

Acabo de venir de la Feria del Románico, que en otros sitios se dice Medieval, del Mar, Náutica…etc. Pero que en mi pueblo, Leal y Noble, somos tan así, le hemos puesto ese nombre. Pues eso. ¡No tendremos nosotros arte!

Pero como siga así, que a menos va, a ojos vista, tiene los días contados.

Aún no hace quince días que he estado en la de Muxía, y la verdad, es que la de este mi pueblo, ya digo, Muy Leal y Noble, si se compara con aquella la pasa lo mismo que al soberano venezolano. Que se desinfla.

El caso es que al visitarla, ya desde la entrada, iba oyendo una musiquilla con su ritmo. Era un herrero artesano que estaba haciendo un cuchillo de esos de matar los cerdos. Vamos, grande, -con perdón para los dichos animales- ya que esta carta no quiere tener problemas con los anticerdos o animalistas.

Me paré delante del tal artesano y después de un buen rato contemplando su trabajo, le pregunté, en un descanso, porque después de asestarle cuatro o cinco golpes a aquel hierro rojo en el centro del yunque con el martillo, le daba tres o cuatro en el extremo del mismo, lo que hacía un sonido muy diferente e incluso agradable. ¿Lo hacía por llevar un ritmo en el trabajo? Se me ocurrió.

Sudoroso y todo sonriente me dijo, -aparte de ver y calibrarme en mi a un novato-, que era para que el martillo se enfriara, ya que rojo contra rojo se descomponían ambos.

Le di las gracias sintiéndome agradecido diciéndole que hoy había aprendido algo, y, luego cuando llegué a casa, me acordé de mi amigo y más viejo de la parroquia, por no comprarle algo -una simple chuchería- ya que sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no darlo.

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