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Parece que la Conferencia Episcopal Española ha nombrado una comisión; también el papa Francisco ha convocado a los presidentes de las conferencias episcopales para tratar de este gravísimo problema. En mi niñez fui monaguillo, nunca habría pensado que pudiese haber sacerdotes pederastas. Estamos hablando de la Iglesia Católica; un sacerdote es un ser escogido por Dios para ser su ministro, de una dignidad única, con el poder de perdonar los pecados y convertir mediante la Consagración en el Sacrificio de la Santa Misa el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por tanto, que un sacerdote sea pederasta, es de una gravedad tal que no encuentro palabra para definirla, pues en lugar de llevar a las almas por el camino de la salvación, destroza la vida de un ser puro e inocente como es un niño.
¿Qué ha pasado, ha perdido su dignidad sacerdotal y se ha convertido en un criminal que destroza la vida de los más inocentes? Los sacerdotes pederastas han hecho un mal gravísimo, pues el mal está dentro de la Iglesia, por lo tanto habrá que comprobar que el sacerdote que se va a ordenar tenga esa vocación.
A lo largo de mi dilatada existencia e visto como la sociedad católica que era la española en su mayoría se ha diluido como un azucarillo en un vaso de agua, ¿Será que los sacerdotes, en su mayoría, ha perdido su dignidad sacerdotal? Las consecuencias ya las estamos viendo; parece que los Jinetes del Apocalipsis cabalgan sobre España, nación privilegiada por Dios, que fue faro luminoso para muchas naciones y ahora se encuentra al borde del abismo. Contemplamos nuestro pasado y es imposible comprender c'omo en tan corto espacio de tiempo se haya derrumbado todo. No obstante, tenemos que ser justos, hay muchos sacerdotes santos y ancianos que con un esfuerzo sobrehumano, siguen ejerciendo con dignidad su ministerio sacerdotal. ¿Tenemos solución? Por supuesto: la Iglesia que en muchos lugares esta mundanizada y desacralizada, tiene que volver a recuperar lo sagrado y trascendente; primero es Dios y no el hombre, y lo espiritual tiene que ser primero que lo material.
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