Restaurantes y hoteles prevén un lleno en Semana Santa si la borrasca elude Ourense

Los hoteles ourensanos viven estos días con la mirada puesta en el cielo, más por aquello de la meteorología que por devoción. Aunque las dos sean cuestiones de fe. Y es que la amenaza de lluvia de cara a los días fuertes de la Semana Santa hace peligrar una ocupación que iba camino de quedarse a las puertas del lleno total.

La ocupación roza a estas alturas el 80%, con la esperanza de que el tirón de última hora eleve las cifras hasta el 90%

Por término general, al menos así se señala desde los establecimientos, la ocupación roza a estas alturas el 80%, y la esperanza es que el tirón de reservas de última hora eleve las cifras hasta el 90-95%. Ahí llega el problema. Las previsiones apuntan a un tiempo inestable y a posibles lluvias de cara los días festivos, lo que podría provocar el efecto contrario y convertir estas reservas en una oleada de cancelaciones.

En la ciudad, hoteles como el Francisco II tienen la mitad de sus plazas ya ocupadas y la tendencia de los últimos días “invita al optimismo”. Mientras que en los establecimientos más pequeños y situados en pleno Casco Histórico como el Hotel Irixo o el Hostal Novo Cándido solo quedan un par de habitaciones disponibles para el Sábado Santo. “La gente está animada y las reservas han ido a muy buen ritmo en las últimas semanas, pero veremos si el tiempo nos permite seguir así y no provoca que se echen atrás”, señalan desde O Irixo.

Si nos vamos a otros puntos de la geografía ourensana, las previsiones son similares. La cadena Caldaria, que gestiona los hoteles balneario de Laias, Lobios y Arnoia, supera en estos momentos el 80% de ocupación con la previsión de alcanzar el 90% si llega el tan ansiado tirón de última hora.

En la Ribeira Sacra, uno de los mayores reclamos turísticos de la provincia, los hoteles se preparan para un lleno en una de las épocas del año de mayor trasiego de visitantes en la zona. A falta de que el consorcio de turismo aporte los datos de ocupación oficiales, alojamientos como el Parador de Santo Estevo, en Nogueira de Ramuín, señalan que para el jueves y viernes Santo ya es “imposible reservar una habitación”. Diferente, es la situación el sábado: “Llevábamos meses con todas las habitaciones llenas para esa fecha y ahora estaremos al 80% debido a algunas cancelaciones en las últimas semanas. Esperemos que las previsiones de mal tiempo no provoquen más”, apuntan desde el parador.

Turista nacional

Pese a que la provincia de Ourense no cuenta con la fama de las celebraciones de Semana Santa que caracterizan a otros puntos de España, las previsiones de ocupación demuestran que su tirón turístico está al alza. Desde el sector hotelero de la ciudad se señala que estos días los madrileños serán los turistas predominantes por las calles de la urbe, seguidos de los asturianos y los castellanoleoneses. Mientras que en puntos como la Ribeira Sacra o los balnearios, serán los visitantes llegados desde otras provincias de Galicia y los portugueses los que compartirán protagonismo con el turista de la capital.

Reservar una mesa en la ciudad ya es casi imposible

A pesar de que el calor nos abandona para dejar paso a unos días donde la lluvia y las bajas temperaturas ganarán protagonismo, lo cierto es que los teléfonos no han dejado de sonar estos días para reservar una mesa en los principales restaurantes de la ciudad. Al no depender tanto de los turistas y sí del cliente local, establecimientos como el Sanmiguel, A Palleira y O Pingallo ya empezarán registrar llenos este mismo fin de semana.

Las previsiones son que los momentos de más ocupación lleguen a la hora de comer. A diferencia de otras fiestas como el Entroido o la Navidad, en las que las cenas copan todo el protagonismo, la Semana Santa es más para juntarse a comer, principalmente después de las procesiones.

En cuanto al menú, la temporada del cocido comienza a quedar atrás para dar paso a productos como el bacalao y platos donde la huerta gana protagonismo. Un punto a tener en cuenta estos días es el tema de la tradicional vigilia, aunque desde los restaurantes aseveran que es una “práctica en desuso”.