Muere Pablo Guerrero, cantautor y poeta

El cantautor Pablo Guerrero falleció este martes en Madrid a los 78 años, tras una larga batalla contra el cáncer de pulmón. Nacido en Esparragosa de Lares, Badajoz, fue una de las voces más singulares de la música española, símbolo de la canción de autor y referente de la lírica comprometida.

Desde sus primeros pasos en la música, Guerrero se destacó por su capacidad para fusionar palabra y melodía con una autenticidad que desbordaba los límites del género. En 1972 publicó el disco A cántaros, cuyo tema homónimo se convirtió en un himno de la Transición española. La frase tiene que llover a cántaros, repetida como mantra esperanzado, se convirtió en símbolo de renovación y resistencia frente a la intolerancia. Aunque el éxito de esta canción eclipsó parte de su obra posterior, Guerrero supo reconciliarse con ella al comprender su trascendencia colectiva.

A lo largo de su carrera publicó más de quince álbumes y cultivó una obra poética que, aunque menos conocida, fue igualmente rica y profunda. Su voz serena y su estilo introspectivo lo convirtieron en un artista de culto, admirado por varias generaciones. Vivió durante más de cuatro décadas en el barrio madrileño de Ciudad de los Poetas, un nombre que parecía hecho a medida para su forma de estar en el mundo.

En los años noventa, se reinventó musicalmente con el disco Alas, alas (producido por Suso Saiz), en el que exploró sonoridades más transgresoras sin perder su esencia lírica. Colaboró con músicos como Luis Mendo y Nacho Sáenz de Tejada, y en 2009 sorprendió con Guerrero Álvarez, un proyecto conjunto con Javier Álvarez que unía dos generaciones de cantautores en un experimento musical tan insólito como entrañable.

La muerte de Pablo Guerrero ha generado una oleada de homenajes y mensajes de cariño desde todos los ámbitos de la cultura y la política. La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, lo despidió con versos de sus canciones, mientras que artistas como Ismael Serrano lo recordaron como un maestro imprescindible. La Sociedad General de Autores y Editores lo definió como un músico sin ataduras, poeta a cántaros, que hizo de este mundo un lugar más acogedor.