Xosé Benito Reza, ingeniero de montes: "En la capilla de San Miguel y otros lugares se rinde culto a la memoria"

Xosé Benito Reza (Celanova, 1956) es el protagonista del próximo Foro La Región, en el que tratará de descubrir a los asistentes los secretos que esconde la capilla de San Miguel, en Celanova. Se trata de un tema especial para él, en el que lleva trabajando más de 30 años y que ha culminado con la publicación de su último libro, “Ciencia y misterio en Celanova”, en el equinocio de primavera.

Pregunta.¿Cuándo empieza a interesarse por la capilla de San Miguel?

Respuesta.A finales de la década de los 80, hicieron una remodelación del entorno de la capilla. Entonces apareció una roca descomunal pegada a la capilla, que ninguno de nosotros conocíamos y que tenía marcas y una pila triangular como para recoger líquido o alguna cosa. Eso a mí me llamó muchísimo la atención, me fijé que la roca esa, que tiene forma como de quilla de barco alargada, está exactamente en el mismo eje de la capilla, en el mismo eje de la iglesia conventual de Celanova. Y, además, cuando yo lo vi por primera vez, me fijé que estaba enfocando directamente a la cumbre del Monte Calvo, de A Bola, que es la montaña más alta de todo el valle de Celanova y de la cuenca media del río Arnoia.

P.¿Qué descubrió a partir de ahí?

R.Como soy ingeniero de montes, me puse a estudiar cartografía. Me llamó muchísimo más la atención cuando vi que el paralelo terrestre que pasa exactamente por el alto de la montaña es el mismo que pasa por la capilla de San Miguel. Poco a poco, conforme fui haciendo investigaciones, descubrí que había muchas otras iglesias muy pegaditas o muy cercanas a ese mismo paralelo. Allí, concretamente en el valle, entre el monte de San Cibrao y Celanova, hay dos iglesias con restos prerrománicos y románicos. Lo primero que hice fue comprobar si durante los equinoccios, en el equinoccio de primavera y el equinoccio de otoño, que todo apuntaba a que sí, se vería el sol entrar en la capilla de lleno y atravesarla.

P.¿Por qué pensó que ocurriría en los equinoccios?

R.Porque los días del equinoccio es cuando el sol sale exactamente por el este, a 90 grados. Y efectivamente es ese día, cuando se produce este fenómeno, con el sol saliendo por encima del pico más alto de la montaña y justo en el momento exacto en que el sol asoma. Por eso quise presentar el libro precisamente en el equinoccio, pero no se vio este año, lo cual también le da más valor.

P.¿Cómo fue la primera vez que presenció este fenómeno?

R.Tuve una experiencia casi mística cuando, allá por los 90, me encerré en la capilla de noche, a esperar la salida del sol a ver si todo aquello era verdad. Cuando le pedí la llave al municipal… fue de risa. Pero me la dio y aquí estamos. Por eso hablo en el libro de las líneas de luz y las sendas del dragón, que están relacionadas con el culto a San Miguel y a San Ciprián. Son lugares muy especiales a los que iban en peregrinación cientos o miles de personas en épocas remotas. En la capilla de San Miguel y otros lugares se rinde culto a la memoria. Allí los recuerdos se van depositando como si fueran estratos, unos encima de otros, sin llegar a destruirse.

"Tuve una experiencia casi mística cuando me encerré en la capilla de noche, a esperar la salida del sol a ver si todo era verdad"

P.¿Cómo se explica que la construcción fuese tan milimétrica?

R.No es milimétrica. Hay desviaciones y derivaciones con algunos errores en la construcción, hablo de ellos en el libro. Hay algunos paneles que deberían de ser iguales y no lo son. Aunque esos errores pueden ser consecuencia del paso de los años o también incluso errores debidos a los propios canteros o a los propios constructores. De todas formas, basándome en las medidas que tomé, estoy convencido de que el plano, el diseño que hizo el arquitecto, con San Rosendo a su lado, está basado en este diseño geométrico que yo propongo. Es otro de los capítulos del libro -con plantas y gráficos- y lo explicaré en el Foro La Región.

P.¿Qué papel jugó San Rosendo?

R.De su figura poderosa parte todo cuanto en este trabajo se relata. Nuestro santo fue una de las figuras más ‘senlleiras’, una de las personas más influyentes y respetadas de los reinos cristianos de la época y el protagonista de esta historia como fundador del monasterio, aunque no fuera ni el arquitecto ni el promotor de la capilla, que igual fue su hermano Froila. Realmente, no debería extrañarnos que San Miguel, como muchas iglesias funerarias que cito en el libro y que pudieron servir de modelo a esta, fuera la capilla funeraria del conde Froila.

P.¿Considera que la capilla de San Miguel realmente tiene, a día de hoy, el reconocimiento que merece?

R.Lo va teniendo. El próximo 12 de abril, se van a cumplir 102 años de la declaración de la capilla de San Miguel como monumento nacional. Hoy es bien de interés cultural. Y desde aquella, pues la verdad es que sí, tiene un reconocimiento, aunque creo que ahora también es por la difusión, por la capacidad que tenemos en las redes sociales y en el acceso al conocimiento. Pero no está de más, pienso yo, que de vez en cuando salga alguna obra, como esta mía, hablando de la capilla.

P.¿Por qué es importante cuidar nuestro patrimonio y ponerlo en valor?

R.La memoria está relacionada con todo el patrimonio inmaterial, con lo que hicieron nuestros antepasados. Estamos hablando de los mitos, las leyendas, los cuentos, las canciones, la etnografía. Estamos en un momento crucial y muy peligroso, porque está desapareciendo la gente de los pueblos, porque estamos abandonando el campo, porque estamos dejando las aldeas, porque la gente se está marchando y cuando pasa eso perdemos el patrimonio inmaterial, perdemos esa memoria, los recuerdos, las tradiciones y las costumbres. Yo, como soy ingeniero de montes y trabajé tanto en el tema del paisaje, cuando era director general de Conservación Actual, todas estas cosas, me daban muchísima pena, porque es no solo se pierde el tema demográfico. Nuestros ante pasados conocían la tierra y cómo cuidarla, si perdemos eso llega el abandono, la selva, los jabalís y los incendios forestales.