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El precio del gasóleo no afecta mucho a la Panadería Guerra, que alimenta su histórico horno con leña, materia prima que no falta en Vilariño de Conso. Tres generaciones llevan haciendo pan en esta casa y dulces tradicionales de la montaña. No tiene pérdida. Se encuentra en el centro de la pequeña localidad de Vilariño, por encima de la casa consistorial, en la Plaza de la Villa.
Además de pan, magdalenas y otros dulces, elaboran de manera artesanal dos bicas: la mantecada, hecha con manteca de vaca de una de las más reconocidas queserías de la provincia de Lugo, Prestes, de Vilalba. Y la de castaña, en la que la harina de trigo es sustituida por harina de castaña y la manteca cocida por nata. La primera es contundente, densa, muy sabrosa. La segunda, más ligera, con el sabor casi tostado de una castaña recién asada.
Ya solo por cualquiera de estas dos bicas, la Panadería Guerra merece estar en el cuadro de honor de la dulcería tradicional Ourensana. Pero han añadido una especialidad que es única de esta casa y que han convertido en un dulce típico de Vilariño de Conso: el montonico. Así, dicho, parece que describe un dulce pesado, algo montaraz. Sin embargo se trata de una delicada combinación de hojaldre y dulce de leche, todo de elaboración propia, en el que se construye una tarta de láminas de hojaldre alternas con finas capas de dulce de leche y cubierta por un merengue tostado.
Su sabor es delicado, nada empalagoso, al igual que su textura, que se conserva incluso pasados unos días. Todo un descubrimiento.
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