Para acordarse de un muerto

COSAS QUE CONVIENEN

Publicado: 04 ago 2025 - 13:38

Para acordarse de un muerto
Para acordarse de un muerto | @txarka.ilustracion

1. Comer su comida. Da igual que no entusiasme demasiado, se debe rillar con buen hambre su plato predilecto y disfrutarlo de manera vicaria. Aunque sea el vivo el que mastique y trague los alimentos, en realidad es el muerto quien se los zampa.

2. Practicar su humor. Y clonar sus bromas mejores, como aquella clásica de papá de pedirle a las visitas una visita que te ayuden a mover el piano. Cada vez me sale mejor, pero es siempre idea suya.

3. Copiar su saludo. Esto es importantísimo. Y más en una ciudad de provincias. No se trata de saludar como ellos, sino de ser ellos saludando. Quizá el que nos devuelva el saludo sea también un muerto utilizando a un vivo para celebrar la hermosa sociabilidad aldeana.

4. Decir sus palabras. Es obligatorio invocar la palabra simbólica y decirla con fuerza para que sea el otro quien hable. A mí me gusta llamarle a mi hermano “babión” para que sea papá el que lo dice o “caracoles” si el quiere hablar es el tío Constantino.

5. Cantar su canción. Y entonarla como la entonaba el que ya no está, porque los muertos, de vivos, también tenían la manía de dejar un estribillo como un caramelo chupado. Hay que incorporar pasajes de silbidos y, si la canción lo requiere, hacer arreglos de trombón con la boca

6. Habitar su ropa. Y que de ella salga el gesto y la dignidad del otro. No conviene abusar de la ropa del muerto pero sí vestirla de vez en cuando y permitir que sea él quien la luzca. Es un ejercicio de transmutación, hacerse el humilde para que sean ellos los vanidosos.

7. Llevar un objeto suyo. Como la cadena de mi padrino, que yo dejo ver con la camisa abierta haciéndome el Nick Cave, pero en realidad es el viejo Pinter quien hincha el pecho, dandy entre dandis.

8. Dar sus paseos. Poner las manos hacia atrás y dejar que el muerto te lleve para patrullar sus lugares fetiche. Es importante no cambiar el paso ni intentar ir por otro lado. Hay que abandonarse a lo que quieren de nosotros. Y punto.

9.Visitar su árbol. Y soltar ojos y oídos para que los usen por nosotros. Si es posible, esquejar una ramita y tener en el jardín el tilo de la abuela o el pruno de papá, así les será más fácil venir a su encuentro.

10. Obedecer su mandado. Estar atento a las cosas y hacer eso que querrían que hicieras, como llenar la pila de agua para que beban los pájaros o cortar la hogaza de pan apoyada sobre el pecho. No se trata de hacer lo que ellos hacían. Es dejar que lo hagan ellos. Así funciona el trasmundo.

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