El amor en tiempos de edadismo

Publicado: 15 sep 2025 - 05:40

Opinión en La Región
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Hoy regresamos al cine, para recordar una película de 1971 titulada “Harold y Maude”, dirigida por Hal Ashby, con guión de Colin Higgins. Sostiene Aloysius que cumplido ya el primer cuarto del siglo XXI, las películas de los años 70 ya podrían considerarse filmes clásicos. Sea por ello, o porque con el paso del tiempo se haya convertido en un film de culto, lo cierto es que al contemplarla nos cuesta reconocer si estamos ante una sátira negra, una extravagante comedia romántica o una obra adelantada a su tiempo, precisamente por ese singular abordaje que del edadismo hace.

En Internet podemos encontrar una definición de este término: forma de estereotipar, discriminar y tener prejuicios hacia las personas por su edad. Y decimos que esta cinta resultó muy innovadora porque presentó en su tiempo una historia de amor entre un joven de 20 años y una anciana de 80. Y es que más allá de sus suicidios simulados y los funerales a los que Harold (Bud Cort) se colaba por diversión, o los destartalados coches que Maude (Ruth Gordon) conducía disparatadamente, lo verdaderamente transgresor era la particular relación entre los protagonistas. No solo porque el amor pueda surgir entre generaciones diferentes - la Historia está repleta de ejemplos - sino porque la sociedad se empeña en considerar que a partir de cierta edad una persona ya no puede enamorarse, desear a otra o comenzar un nuevo proyecto vital.

Igual que hablamos de racismo y sexismo, hoy toca hablar de edadismo

En 1988, Robert Breckman, médico geriatra especialista en salud pública, erudito sobre envejecimiento, edadismo y abusos en los ancianos, junto al sociólogo Robert D. Adelman, sociólogo experto en discriminación de las minorías, advirtieron que se encuentran profundamente enraizados en nuestra sociedad los falsos mitos y las destructivas creencias sobre las personas mayores. Y por ello se convierten en víctimas culturalmente legitimas, un hecho que los especialistas identifican como el germen de comportamientos abusivos y situaciones de abandono. Un dato más: cuando se rodó “Harold y Maude”, Ruth Gordon tenía 75 años, y Bud Cort 23.

Igual que hablamos de racismo y sexismo, hoy toca hablar de edadismo. También ocurre, por ejemplo, cuando las empresas se niegan a contratar a los mayores de 50 años, a pesar de su contrastada experiencia, o cuando identificamos la vejez con enfermedad y dependencia. La extraordinaria vitalidad de Maude, superviviente del Holocausto, le permite disfrutar de cada instante de la vida, una cualidad que contagia al pusilánime Harold, un joven de la alta sociedad atrapado en su nihilismo adolescente. Tal vez lo que incomodaba a principios de los 70, y quizás hoy mismo también, no sea tanto la diferencia de edad en el amor, sino aceptar que en la vida podemos ser mucho más libres de lo que pensamos.

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