Atrapados en la coerción económica

CUENTA DE RESULTADOS

Un análisis del Instituto Elcano muestra cómo la estrategia MAGA redefine la geoeconomía mundial: Washington gana tiempo, Pekín acumula pérdidas y Europa sigue atrapada en su dilema existencial.

Publicado: 28 sep 2025 - 07:05

La Bolsa de Nueva York en Wall Street con la bandera estadounidense.
La Bolsa de Nueva York en Wall Street con la bandera estadounidense.

Los grandes cambios históricos rara vez llegan en silencio. A veces lo hacen disfrazados de discursos grandilocuentes, otras bajo la forma de guerras comerciales o sanciones financieras. Lo que hoy vivimos es una transición incómoda: el paso de un mundo dominado en solitario por Estados Unidos a otro más complejo, donde China y la Unión Europea intentan jugar sus cartas, aunque con resultados dispares.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, ha puesto sobre la mesa un análisis valiente y, al mismo tiempo, descarnado. Su documento, elaborado con teoría de juegos y modelos de coerción económica, recuerda que la política internacional ya no se juega solo en los aranceles ni en los contenedores que cruzan los océanos. El poder real está en lo invisible: las redes financieras, las reglas que determinan qué moneda se acepta en las transacciones globales y las capacidades de castigar al rival con simples movimientos de capital.

Lo primero que sorprende es la asimetría del tablero. Estados Unidos puede infligir pérdidas del 5,8% del PIB a China y del 8,6% a la Unión Europea, mientras su propia vulnerabilidad apenas roza el 3%. Dicho de otra manera: Washington tiene más munición y un escudo más sólido. ¿Por qué? Porque controla entre el 80% y el 90% del sistema financiero global, un dominio mucho más robusto que el 30% de cuota manufacturera de China. Los servicios financieros, como recuerda Ruiz, son mucho más difíciles de sustituir que un móvil o un coche.

La transición desde la unipolaridad estadounidense hacia un sistema multipolar será dolorosa y asimétrica: todos pierden

En este marco, la famosa estrategia MAGA –el Make America Great Again de Trump que, en realidad, ha impregnado a toda la política estadounidense– adquiere una lógica contraintuitiva. Aunque el proteccionismo parezca anticuado, a corto plazo le da a Washington una ventaja relativa: gana un 0,3% del PIB, mientras China pierde un 3,4% y Europa se deja un 0,3%. Los países neutrales, curiosamente, arañan beneficios del 0,6%. El vector resultante indica que a EEUU le compensa tensar la cuerda.

Ahora bien, el juego no es estable. El propio modelo advierte de un riesgo mayúsculo: la posibilidad de una crisis financiera endógena. El sistema, dopado por la complacencia de Wall Street y por la expectativa de que la Reserva Federal siempre saldrá al rescate –ese famoso Greenspan put–, vive atrapado en una burbuja crónica. Y las burbujas no avisan antes de estallar: si lo hacen, el golpe podría restar hasta un 12,5% del PIB a Estados Unidos y un devastador 23,8% a China.

¿Y Europa? Una vez más, Europa aparece como la eterna indecisa. Puede seguir en el vasallaje transatlántico, aceptando la dependencia estadounidense, o intentar una autonomía estratégica que costaría un 1,5% del PIB. Ni mucho ni poco, según se mire, pero sí un sacrificio que exige voluntad política. De momento, la UE sigue oscilando entre la humillación de la dependencia y el espejismo de una soberanía que no acaba de materializarse.

El gran perdedor, en todo caso, es China. Su modelo basado en exportaciones y su dependencia tecnológica la convierten en presa fácil de la coerción financiera. Su camino hacia la hegemonía global está lleno de baches, y cada paso exige aceptar pérdidas a corto plazo. Estados Unidos, en cambio, aunque también se desgasta, logra victorias tácticas: mantiene la presión, fuerza negociaciones y sostiene su hegemonía sobre nodos financieros críticos.

@J_L_Gomez

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