Auria Black Friday

Un viernes trocaría yo pistas, senderos, caminos de carro, tramos viarios de otrora por las urbanas rúas donde aún, por fortuna, los automovilísticos atascos no son frecuentes, sorpresas me hallo, si por tales inesperados encuentros, colas sin fin, pero no era para tanto. Por la rúa do Paseo donde si llueve, que fue el caso, un cierto cumulo de rodante personal donde sortear debes al oponente, si por tal el que de frente viene y a penas, paraguas en ristre, puedes evitar.

De camino al Simeón( que así prefiero llamar al edificio a la cultura destinado y no el que efímero lleva, porque no hay que olvidar que Simeón García y Cía, un empresario y luego banquero riojano fundó varias casas por Galicia entre las que ésta, y por tanto, debería conservarse el nombre por lo que para la pujanza de la ciudad supuso el almacén y la subsiguiente Banca) no tengo a quien saludar porque los que antes amigos o conocidos, o han disminuido por los estragos que la edad produce o porque los foráneos de Venezuela, Cuba, Colombia, Perú o Ecuador y en menor grado de países de África han modificado el antropomorfo mapa de la ciudad donde antes un negro era siempre de la Ciudad de Los Muchachos, esa obra de recogida de desfavorecidos, sin importar el color de la piel, que desapareció con su fundador el padre Silva.

Desde la desaparición del oso de nuestro territorio, el lobo es nuestro buque insignia

Entro, pues, en el Simeón, me doy casi de bruces con amigo de la SGHN, organizadora del acto, al que de primeras no reconozco, porque lo confundo con el presidente Serafín Glez., subo en ascensor porque una lesión de rodilla, si no me impide, un tanto me limita hasta reducir mi antaño fluido paso; así que tomo el ascensor que va a tope al segundo andar donde la conferencia sobre el lobo, que debe tener tanto tirón como para provocar un tapón en el acceso a una sala, de modo que la gente va llegando, y también saliendo. Esto de los lobos, piensa uno, tiene tirón, si no que se lo digan a todos entre los que encuentro al Dr. Manolo Peñarrey, referente de principios solidarios, que desiste, cuando me encuentro con Manolo Ordás y Elena en el mismo retroceso. Algunas sugerencias de cómo no se usaba el salón de actos nos asaltan cuando creíamos que estaba vacío, pero no, los del BTT lo iban a ocupar. De este modo abandonamos la lobería pensando que si toda esa caterva de medio ambientalistas de la Xunta no fuesen obligados por sentencia del TSXG ya darían rienda suelta a todos los de la nómina de escopeteros ávidos de salvaje sangre aunque ahora mitigados, o más bien desfogados, con la caza del jabalí. Desde la desaparición del oso de nuestro territorio, aunque algún retorno se vislumbra, el lobo es nuestro buque insignia y como tal el preferido para los que frecuentamos la naturaleza; de ahí que cualquier llamado sobre el canis lupus signatus tenga esa acogida. La organización no preveyó el desborde.

Un tanto decepcionados abandonamos el lugar, y al paso en medio de la llovizna, una densa cola de gentes ocupaba la rúa San Miguel para ir desfilando hacia los tenderetes instalados en la plaza María Andrea donde se vendían prendas deportivas a precios de ganga. Parada de un rato para ver cómo la fila iba engrosándose y apenas avanzaba. ¿Valía la pena la espera? Proseguimos camino hacia alguna parte pensando que cuando algo barato se ofrece no reparamos en las incomodidades habidas para su obtención. Y esto me trajo a la memoria aquellas colas de la Caja de Ahorros cuando se ofrecían plantas a los que hiciesen algún depósito bancario…que podrían comprar en la inmediata Plaza de Abastos por 5 pesetas.

El comercio de proximidad en contraposición del on.line parecía como resurgido favorecido por la instante llovizna que invitaba a ponerse bajo cubierta. Nosotros, a paraguas abierto, continuamos con la precaución de que algún auto invadiese el peatonal paseo.

El Auria black friday, ahora que se lleva todo lo inglés donde ya muchas empresas acuden a ese idioma en sus rotulaciones para dar sensación o de internacionalidad o de exótico, era ese día de rebajas y lo parecía, favorecido por la inclemente llovizna.