Todo cambia y casi todo sigue igual

Publicado: 29 oct 2025 - 00:50

Todo cambia y casi todo sigue igual
Todo cambia y casi todo sigue igual | José Paz

La decisión de Carles Puigdemont de romper relaciones con Pedro Sánchez ha acabado con la mayoría de la investidura y esa decisión, que será sin duda avalada por su militancia, provocará un cambio sustancial al menos en el discurso del presidente del Gobierno, que ya no podrá apelar a ella para sustentar su gobierno de “coalición progresista”, -aunque Junts nunca lo fue- y justificar su permanencia en el poder sin convocar elecciones, ahora que no tendrá ni sustento parlamentario ni presupuestos para el próximo año. Y pese a que ese cambio sería un motivo suficiente para poner fin a la legislatura, casi todo sigue igual tanto para el Gobierno como para Junts.

El prófugo Puigdemont compone el gesto pero no da el paso que, en efecto, supondría un verdadero cambio, ofrecerse a una moción de censura con el PP y Vox que desalojara a Sánchez de La Moncloa y diera paso a una convocatoria de elecciones. Pero ni Junts quiere vincularse a la extrema derecha, ni Vox quiere sus votos, y el PP valora los efectos contraproducentes de esa alianza, aunque quizá pudiera más, en todos los casos, la posibilidad de acabar con su archienemigo Sánchez. Una vez más el expresidente catalán da árnica al Gobierno

Junts proclama ahora que solo votará a favor de aquellas iniciativas del Ejecutivo que le interesen, cuando es lo que ha venido haciendo desde el primer momento, y ha mostrado su cara de partido conservador al rechazar subidas de impuestos y rebajas de horarios laborales. En el resto, ha votado a conveniencia y a cambio de algún beneficio.

Pero sin Presupuestos y sin mayoría parlamentaria, aunque la existente fuera nominal, no se puede mantener una legislatura

No es solo que casi todo siga igual en su relación con el Ejecutivo de Madrid, es que casi todo va a seguir igual o peor para Junts en Cataluña, donde no cuenta con ningún tipo de poder institucional, con sus alcaldes temerosos por el avance de Aliança Catalana por su derecha y sin capacidad de aportar soluciones arrancadas al Gobierno en materia de inmigración y seguridad.

Para el Gobierno, el cambio lampedusiano de Junts, que tratan de minimizar, la situación parlamentaria que deja es casi idéntica a la existente, pero evita a Sánchez nuevos sofocones por los que estaba dispuesto a pasar pero que le iban a suponer un coste altísimo en términos políticos, de credibilidad y de críticas internas. Con la ley de amnistía aprobada, que ha servido para pacificar Cataluña, y que también se ha aplicado a los policías encausados por el “procés”, pero que no ha alcanzado a Puigdemont por una interpretación sui generis del Supremo, el Gobierno queda ahora eximido de trabajar con el mismo ahínco por el uso de las lenguas cooficiales en las instituciones europeas, se ha acabado con la anomalía de un mediador internacional para verificar las conversaciones entre dos partidos democráticos y desde luego le salva de una injustificable fotografía con Puigdemont en el extranjero.

Pero sin Presupuestos y sin mayoría parlamentaria, aunque la existente fuera nominal, no se puede mantener una legislatura. Hasta el causante de esa situación es meridiano al afirmar que Sánchez podrá ocupar poltronas y tener el poder “pero no gobernar”. En esta tesitura lo menos a lo que se puede someter es a una cuestión de confianza. Ahí se vería si Junts quiere dejar caer a Sánchez o si sigue considerando que es un mal menor ante lo que se avecina para sus intereses tanto a nivel nacional como en Cataluña. Porque no se puede gobernar sin el Parlamento. O al menos no tanto como Sánchez pretende.

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