El catalán como meta

RECORTES

Publicado: 29 may 2025 - 05:05

Opinión en La Región.
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La derrota cosechada por el ministro Albares en su cruzada por conseguir imponer el catalán en las instancias parlamentarias de Bruselas no contribuye precisamente a recomponer el maltrecho grado de influencia que caracteriza a España en los foros internacionales, pero sí ha servido para devolver las situaciones más desproporcionadas a su condición natural y, sobre todo, trasmitirle al fugitivo de Waterloo cual es la posición de los países de Europa en esta peregrina cruzada por la legitimación de la lengua catalana en el ámbito del constitucionalismo continental, en la que están empeñados los nacionalistas y en la que quieren involucrarnos a todos, como si este capricho fuera una causa de primera necesidad y compartida por todos los españoles lo cual está claramente lejos de la realidad.

Al Gobierno que representa el esforzado ministro Alvares implicado hasta las cejas en esta misión, el resto de las lenguas autóctonas le importan un pito

Al Gobierno que representa el esforzado ministro Alvares implicado hasta las cejas en esta misión, el resto de las lenguas autóctonas le importan un pito y por tanto, le importa un pito el gallego porque de lo que se trata es de obedecer las órdenes del que manda es decir, de Puigdemont. Alvares es un hombre agradecido y, por tanto, ha adoctrinado a todo el cuerpo diplomático para que salga ahí fuera y defienda a capa y espada la necesidad incuestionable para aceptar el catalán como lengua de Europa como si no hubiera prioridades y no existieran en las sesiones del Parlamento europeo materias que necesitaran de verdad todo su esfuerzo. Desgraciadamente para el ministro, para el Gobierno y para su presidente, en Europa hay muchas cosas pendientes y de auténtica trascendencia antes de liarla con el capricho del catalán. Al contrario de lo que ocurre en España en la que Puigdemont manda porque tiene a Sánchez echándole mano al paquete de los votos, en Europa su influencia es residual y, por tanto, su deseo ardiente de imponer el catalán no es ahora trascendente.

Y mientras tanto aquí, el Parlamento sigue su curso sin Sánchez que no quiere ni verlo y con Montero que tampoco está desde hace algún tiempo, urgida por recuperar Andalucía como sea, y convencida de que tal y como está el percal, hay que dar menos la cara. Lo aguantan como pueden Yolanda, a la que las encuestas pronostican una debacle, Marlaska, que ahora tiene enfrente a la Guardia Civil, y Bolaños, que tiene enfrente a todos los jueces. Un panorama de reflexión urgente, dio yo.

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