Rafael Dávila Álvarez
Non plus ultra
A lo largo de la historia han sido muchas las ciudades destruidas por sus habitantes, que libremente se inmolaban antes de rendirse a sus enemigos y vivir esclavizados. Eran conscientes de que la única manera de no ser subyugados era el suicidio colectivo, de no hacerlo condenaban a sus descendientes a la sumisión y a la esclavitud por ”sine die”.
La India es un ejemplo notorio del dominio de los invasores (En sanscrito pueblo Ayra-. Arios) que impusieron a los nativos derrotados segregación racial, bajo leyes y normas religiosas. El dominio de los invasores “blancos” duró más de 900 años (Civilización védica). Los vencidos y sus descendientes han dado lugar a una organización social de “castas” donde los “parias” serán por siempre “intocables” sin derechos ni dignidad. El imperio británico para favorecer la colonización, mantuvo la segregación e, incluso, la fortaleció.
Los romanos, son otro ejemplo de conseguir la sumisión de nuevos territorios, destruyeron civilizaciones y multiplicaron sus esclavos, multiétnicos, procedentes de sus éxitos en los campos de batalla. No olvidemos del dominio secular de los Amhara etíopes, sobre otras etnias de Abisinia, sometiéndolas a pesar de ser menos numerosos.
Son de todos conocidas las inmolaciones de los habitantes de Sagunto y Numancia que, después de heroicas resistencias, representan a los pueblos que defendieron hasta la muerte, su identidad y lealtad, lo que hoy llamaríamos Soberanía. Asumieron con voluntad que el suicidio colectivo era la salida más digna.
En el momento de escribir este artículo desconozco cuál ha sido la respuesta de los dirigentes de Hamás a los 20 puntos de la propuesta de Donald Trump (lo que ya le resta credibilidad es la escenificación de la propuesta, el criminal Benjamín Netanyahu comparte atril con Trump).
La propuesta es la solución que los genocidas ofrecen a sus víctimas, presionados por la opinión pública mundial en multitudinarias manifestaciones (Boicots en el deporte, en el consumo, en actos culturales, la flotilla solidaria…) que obligaron a 156 países de los 193 con representación en la ONU a reconocer a Palestina como Estado soberano.
Me permito hacer un superficial análisis de los 20 puntos que en ningún caso juzga a los responsables del genocidio, mientras chantajea a los supervivientes de la matanza.
La propuesta es la solución que los genocidas ofrecen a sus víctimas, presionados por la opinión pública mundial en multitudinarias manifestaciones (Boicots en el deporte, en el consumo, en actos culturales, la flotilla solidaria…) que obligaron a 156 países de los 193 con representación en la ONU a reconocer a Palestina como Estado soberano. Los más de 180.000 muertos de los que son niños/as más de 20.000 víctimas. Todo ello ha motivado el ¿chantaje?, que hará posible la sumisión o el exterminio de un pueblo que ha vivido en la injusticia más de 75 años.
Razones para el rechazo y posibles alternativas.
En ninguno de los puntos figura Mahmud Abás actual Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, ni el Vicepresidente Hussein al Sheilkh, legitimados por las urnas y por la comunidad internacional. Sin embargo, figura Tony Blair, miembro del trío de las Azores, con G. Bush y José María Aznar mintieron (Armas de destrucción masiva) para justificar la guerra de Iraq. Es la ONU la institución que debe velar por la claridad del proceso y miembros de la Liga árabe lindantes con Israel.
La reconstrucción de Gaza debe ser en beneficio exclusivo de los gazatíes y nunca para legitimar oscuros negocios del presidente de USA y sus millonarios adláteres.
La Comunidad internacional creará una fuerza de interposición sin presencia de miembros de los países en conflicto, con más atribuciones y recursos que la actual Finul en el Líbano.
La distribución de alimentos será supervisada y organizada por la ONU y organizaciones humanitarias avaladas por la comunidad internacional.
Cuando entreguen las armas los terroristas de Hamás tendrán garantías absolutas de no sufrir persecución ni castigo alguno. Posteriormente a la firma del acuerdo se disolverá y sus miembros serán libres para elegir su país de destino.
Se retomarán los acuerdos de Oslo como punto de partida para la puesta en marcha de los dos Estados como solución única y definitiva del Conflicto que ha enfrentado a los Semitas desde los tiempos de Sara y Agar.
Ni Sagunto, ni Numancia, ni los esclavos Ilotas, ni las Castas serán soluciones. Yahvé ha perdido la batalla porque a pesar de todo Netanyahu no es Josué.
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