¡La constitución! Pero, ¿Qué Constitución?

Como ex subdelegado del Gobierno del Reino de España en Ourense -2000-2004- es la primera vez que me ausenté de manera consciente, voluntaria y deliberada, a formar parte de la celebración del acto de la Constitución española del 78, que ha cumplido su 47 aniversario este 6 de diciembre. ¿Qué no se ha perdido nada no acudiendo? ¡Por supuesto! Pero al menos deseo decir que no estuve presente porque no he querido -no me ha dado la real gana- ser partícipe de una celebración, que en esta ocasión, es notorio que el Gobierno de España incumple sistemáticamente la Constitución, nuestra Constitución. Artículo 134.3: “El Gobierno deberá presentar ante el Congreso de los Diputados los presupuestos Generales del Estado al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior”. Artículo 66.1 y 66.2: “Las Cortes Generales representan al pueblo español…” y “Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus presupuestos, controlan la acción del Gobierno…”.

Es una magnífica Constitución realizada por consenso para acoger el disenso, para abrazar la tolerancia, siendo un magnífico marco de entendimiento. Hoy, ni entendimiento, ni consenso…, ni farrapo de gaitas.

Pues nada de lo anterior ocurre. El señor Sánchez Pérez-Castejón omite sistemáticamente la mayor. Basten los significativos hechos y ocurrencias: En toda la actual Legislatura no ha presentado ni un presupuesto, de tal suerte que estamos con los presupuestos prorrogados del 2022; y el mismo presidente Sánchez ha manifestado públicamente “gobernaré con o sin el Parlamento, con o sin el Legislativo”. Incumplimiento absoluto de estos artículos constitucionales chulescamente y para su bien particular y, además, pavoneándose de ello. Se está pasando la Constitución por el forro de la chaqueta delante de nuestras narices. Ante esto yo no dispongo del cuajo para blanquear al señor Sánchez y su manera de interpretar la Constitución del 78. No tengo nada que celebrar bajo su presidencia.

Celebré y celebro la Constitución como mejor paradigma de un proyecto colectivo de convivencia de todos los españoles y para todos los españoles. Hoy no ocurre.

Celebré y celebro la Constitución, la que ha supuesto y supone un pacto histórico sin precedentes en torno a la idea básica de España. Así se entiende el patriotismo constitucional. Hoy en entredicho por el propio Gobierno.

Es una magnífica Constitución realizada por consenso para acoger el disenso, para abrazar la tolerancia, siendo un magnífico marco de entendimiento. Hoy, ni entendimiento, ni consenso…, ni farrapo de gaitas.

Una Constitución la del 78 que constituye la superación de los desencuentros históricos de los españoles y ha dado como resultado una España moderna, cohesionada, libre y plural. Hoy, es cuestionado este resultado.

Ninguna de las constituciones anteriores se han mostrado tan eficientes para garantizar la convivencia de los españoles. Es la Constitución del 78 nuestra mejor garantía de libertad y garantista. Hoy, no es garantista ni de la igualdad entre todos los españoles independientemente de donde residan.