Debate al atardecer

Publicado: 27 mar 2025 - 02:09

Opinión en La Región.
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Estaba yo hace un par de días sentado junto a un buen amigo y dilecto colega compartiendo una de esas cervezas de anochecida que tanto bien proporcionan, y se apropió del diálogo una reflexión compartida sobre las posibilidades de una III República española, situación que consideramos relativamente lejana y sobre todo, especialmente peligrosa a la vista y experiencia de lo que han significado para el país las dos anteriores. Coincidíamos ambos en un campo de intercambio de ideas e interpretaciones en el que no siempre hemos mantenido acuerdo, que España no es ni por inclinación natural ni por comportamiento histórico un país republicano, y sospechamos a medias que si llegara el momento, seguramente el mejor presidente de la República al que el país pudiera aspirar era el propio rey Felipe desposeído de su condición de monarca, un sujeto sensato, honesto maduro y bien formado, con un alto nivel de ilustración y unos principios democráticos intachables. El problema grave en el hipotético compromiso de establecer el cambio es, a nuestro juicio, la casi nula formación mostrada por el conjunto de los ciudadanos españoles para entender de verdad lo que es una república en sintonía con el `periodo de tiempo –primer cuarto del siglo XXI- que nos corre. La realidad cruda y desnuda de este territorio nuestro, es que a lo largo de una historia como país constituido que podría fijar su fecha de inicio a partir de la toma de Granada, y al paso de unos mil y pico años de existencia, no hemos invertido más que ocho de ellos en vivir como republicanos. Nos divertimos ambos tertulianos con el sorprendente proceder de Estanislao Figueras, el primer presidente que tuvo la primera y que, harto del insufrible patio de manicomio en el que había tornado el Congreso, dejó una nota en un sobre depositado en su despacho en cuyo interior se leía “Caballeros, me tienen ustedes hasta los cojones. Yo me voy”. Bajó a la calle, tomó un tren y no paró hasta Francia. La II República fue peor. El impresentable comportamiento de sus actores y su execrable incompetencia dejó en prenda una guerra civil que derivó en la peor de las dictaduras. Las jóvenes generaciones que desean una república no se han leído una palabra sobre su pasado histórico. A mí tampoco me importaría que se produjera pero, por el momento y como medida de prudencia, vale reflexionar y calibrar que no somos lo que se dice republicanos.

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