Plácido Blanco Bembibre
HISTORIAS INCREÍBLES
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CAMPO DO DESAFÍO
Estamos tan crispados que cualquier opinión es recibida casi con hostilidad, siempre bajo sospecha. Consciente de ello y a riesgo de aventurar lo que todavía no es sino un escenario posible, incluso una quimera, digo que la economía ha entrado en una fase incierta y no solo por razones debidas a Trump. Se opondrá, para negarla, el dato de los 22 millones de empleos, en sí misma una cifra redonda, positiva, y de la que el gobierno hace bien en honrarse porque tuvo que ponerse serio en su objetivo por mejorar el salario mínimo o extender el contrato indefinido. Frente a los apocalípticos que trompetearon la quiebra de las empresas y el consiguiente hundimiento de la economía, ésta les ha desmentido. Encadenando trimestre tras trimestre y en particular después de la pandemia, nuestro PIB crece con fortaleza insultante frente al entorno más inmediato, la Unión Europea. ¿Hasta cuándo?
Me llega otro dato, sensible al ánimo de los mercados: salvo en Galicia y alguna otra comunidad, donde la compraventa de viviendas ha aumentado, en el conjunto de España y para el pasado mes de junio, el indicador se ha reducido
Estamos en el año en que los pronósticos oficiales apuntaban a batir el listón de los cien millones de visitantes. Una cifra solo alcanzada por Francia, nuestro gran competidor en la atracción del turismo internacional. Un número redondo y apabullante que evoca el cuerno de la abundancia que llega y riega hasta los más apartados y áridos rincones del país. En el oficio de observar la realidad con desapasionada atención, procuro escuchar a los hosteleros y a los comerciantes, a los taxistas y a los gasolineros. Estos días todos repiten que el verano hace camino muy por debajo de lo esperado y hasta de lo logrado en el pasado. Concuerdan en que el turista, el peregrino, el visitante y, en consecuencia, el consumo, parecen haberse volatilizado después de un primer trimestre esperanzador. Me llega otro dato, sensible al ánimo de los mercados: salvo en Galicia y alguna otra comunidad, donde la compraventa de viviendas ha aumentado, en el conjunto de España y para el pasado mes de junio, el indicador se ha reducido. Es solo un dato, que los meses venideros tendrán que corroborar para poder hablar no de un hecho puntual, sino de una tendencia que rompería la serie que nos había llevado a mejorar los datos inmediatamente anteriores al estallido de la gran burbuja inmobiliaria de 2008.
Estamos lejos de aquellas circunstancias, pero el desafío comercial planteado por el omnipresente Trump y la revalorización del euro contra el dólar, tienen ya un impacto relevante en Alemania, Francia o Italia, las economías que nos preceden en la UE. Aunque con una exposición mucho menor al mercado americano, nuestra vía de contagio vendrá por el enfriamiento de las economías vecinas. Conviene escuchar a los pequeños empresarios, aun a costa de que alguien pueda tacharme de quintacolumnista. Gajes del oficio.
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