El ecosistema del régimen

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En Valencia se requiere una pasada por las urnas para que los ciudadanos dicten las debidas sentencias en espera del pronunciamiento de los tribunales

Publicado: 05 nov 2025 - 00:40

Opinión en La Región
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Mientras Carlos Mazón comía en El Ventorro con la compañera periodista Maribel Villaplana, incurría, sin saberlo, en dejación de funciones como presidente de la Generalitat valenciana dada la gravedad de las inundaciones de la Dana, en ese momento aún sin cifras oficiales de víctimas mortales. El propio Mazón así lo reconoció en su comparecencia de dimisión al afirmar que tenía que haber suspendido su agenda. Mientras los españoles se enfrentaban a la pandemia, también mortal, el ministro y secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, su asesor guardaespaldas Koldo y el comisionista Víctor de Aldama, incurrían en presuntos delitos de cohecho, pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos por los contratos de las mascarillas por lo que les ha procesado el Tribunal Supremo.

Mientras a los españoles nos exigían pago en efectivo inferiores a 1.000 euros, en la sede del PSOE circulaban sobres de cantidades de euros mayores en forma de chistorras, soles y lechugas. Mientras Sánchez cesaba a Ábalos como ministro y el PSOE le expulsaba al grupo mixto sin que haya abandonado el escaño hasta el momento, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE le colocaba en las listas electorales por Valencia a sabiendas de sus andanzas sustanciadas en los informes de la UCO y los sumarios judiciales. Mientras se prometía regeneración democrática contra la corrupción en la moción de censura de Rajoy por las que el PP pagó pasando a la oposición y respondiendo ante los tribunales juicio tras juicio, las corruptelas del sanchismo acorralan a Pedro sin que se dé por aludido y sin que mucho de lo descrito le conste.

Mientras el hermano y la esposa del presidente del Gobierno están imputados y se enfrentan a la posibilidad de juicio con jurado en el caso Begoña y a juicio oral en el caso del hermanísimo, España asiste perpleja a la vulneración de la separación de poderes, y a una despiadada guerra entre el judicial y el ejecutivo que también alcanza al Constitucional por su sesgado aval a la amnistía de los condenados golpistas separatistas. Mientras todo esto sucede, un fiscal general del Estado entregado al relato político del poder es sometido a juicio en el Tribunal Supremo por relevación de secretos sobre el caso del novio de Ayuso. Realmente, no deja de ser una anomalía política, judicial y democrática todo lo que estamos viendo en la España sanchista, sobrepasada por el esquema mental del bulo, las cloacas de Leire, los pseudomedios y la máquina del fango expendida por el poder político para hacer frente al ecosistema del régimen. Si nos paramos a pensar con frialdad todo lo descrito, incluida la falta de presupuestos, quizás Pedro debiera ir pensando en convocar elecciones para sanear el sistema. Y del mismo modo que en Extremadura Guardiola ha convocado comicios, en Valencia se requiere una pasada por las urnas para que los ciudadanos dicten las debidas sentencias en espera del pronunciamiento de los tribunales. Pero, ante todo, la urgencia electoral es en España.

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