El año Franco

Publicado: 08 ene 2025 - 00:45

025 ha comenzado con pronóstico reservado y cierta esperanza de cambio. La Monarquía está en su mayor cuota de popularidad impulsada por la ejemplaridad de su comportamiento en Paiporta mientras que el sanchismo pasa por sus peores momentos de contestación social e impopularidad ganada a pulso con demostrada cobardía en Valencia, escándalos de corrupción, mentiras y pactos inconfesables. Pedro Sánchez intenta igualar su particular disputa con la Corona tratando de implicar al Rey en su campaña de propaganda franquista y de paso dar a entender a España que Franco resucita reencarnado en un híbrido de Feijóo y Abascal para el año electoral de nuestro Señor 2025.

El desgaste de Sánchez y su obra gubernamental bajo sospecha es tan grande que irá a más por la acumulación de causas judiciales e informes de la UCO.

De ahí que el sanchismo incremente el efectismo publicitario de su política de sostenimiento en el poder con la voluntad obscena de desviar la atención y seguir engañando al personal desde una realidad virtual inventada y enfangada.

2025 va a ser un año complejo de enorme trascendencia para el futuro inmediato de España porque todos los indicativos señalan la hipótesis de un adelanto electoral por imposibilidad sanchista de seguir comprando una mayoría parlamentaria o porque la corrupción obligue a ello. Y ciertamente, las señales son muchas, empezando por la necesidad de los socios de marcar paquete y territorio político, y terminando por el año Franco con el que reinventar las condiciones favorables y ventajosas del régimen para acudir a unas elecciones generales forzadas, obligadas o simplemente a la desesperada con las que salvar lo que queda del mobiliario Frankenstein.

El año Franco que da sus primeros pasos tropieza desde el principio en la misma piedra de siempre: la desinhibida forma populista, sin honor, sin reglas y poco fiable de hacer política del sanchismo para preservar el poder y de paso sostener su impunidad ante los tribunales y la opinión pública mediante el aparato mediático subvencionado y la permanente campaña contra la oposición.

El objetivo es hacer pasar a Feijóo por un facha radical sometido a la presión de Abascal y las órdenes ficticias de Ayuso. Pedro Sánchez y su entorno más íntimo, confidencial e inconfesable, ese que conoce todos los secretos de su oscuro mandato, piensan que Feijóo será arrastrado por la figura Ayuso y los paralelismos extremos con Abascal, de ahí que toda la carne se haya puesto en resucitar a Franco y en derribar a la presidenta madrileña, lo que representa el asador con el que chamuscar al legítimo líder de la oposición.

El problema es que el propio Sánchez es quien está más quemado que la pipa de un indio por las razones expuestas y lo que, según dicen, queda por salir. A lo mejor el año Franco nos revela más pronto que tarde el contenido de los mensajes del Fiscal del borrado y las conexiones que harían caer al sanchismo.

O a lo mejor Marruecos tira de Pegasus, móviles e inmigración masiva para lograr Ceuta y Melilla tras la concesión sanchista del Sáhara. Etc, etc. Sea como fuere, el año Franco promete y no defraudará en una España al límite.

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