Las elecciones rumanas

Publicado: 09 may 2025 - 04:05

Ilustración con una mujer de la cultura rumana.
Ilustración con una mujer de la cultura rumana.

El domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Rumanía. Son unos comicios de la mayor importancia para toda Europa, España incluida, y se dirimirán en segunda vuelta el próximo domingo 18 de mayo. ¿Por qué son tan importantes? En primer lugar, porque Rumanía es el segundo gran país de la Europa del Este, después de Polonia, y pese a partir de una situación de gran desventaja en los noventa, ha sido capaz de crecer y mejorar, situándose hoy como un país muy relevante en el contexto de la Unión Europea tras su expansión al Este. La industria pesada y la alta capacidad en sectores como la informática hacen de la Rumanía actual un país mucho más importante de lo que a simple vista pudiera parecer. En segundo lugar, por su situación geográfica. Para muchos rumanos, esa ubicación es una maldición que les ha acarreado innumerables invasiones y la codicia de potencias mucho más grandes a lo largo de su dramática historia. Hoy en día, Rumanía es un gran baluarte de Occidente que obstaculiza la expansión rusa hacia su pequeña aliada cultural de los Balcanes, Serbia. Además, su doble frontera con Ucrania resulta especialmente relevante en el contexto de la salvaje invasión rusa y de las pretensiones indisimuladas del Kremlin sobre ese país: a nadie puede caber duda ya, después del fracaso de la mediación estadounidense, de que el objetivo final de Rusia es anexionarse el país entero. En ese caso, Rumanía tendría dos fronteras directas con el mayor enemigo de Europa y de Occidente, y la pobre Moldavia, país de lengua y cultura rumanas, estaría compelida a un difícil encaje territorial. Si Rusia se anexiona toda Ucrania o al menos todo su litoral, incluyendo la zona de Besarabia, de habla rumana, y si las fuerzas políticas prorrusas llegan a hacerse con el control de Rumanía, el resultado es un continuum ruso desde la propia Rusia hasta Belgrado y hasta la desdichada Bosnia que el ultranacionalismo serbio rusófilo intenta ahora despedazar, todo ello a poco más de una hora de avión de Roma. Y para España, además, las elecciones son importantes porque compartimos con Rumanía la condición de frontera exterior de la UE, además de albergar a una importante comunidad rumana en nuestro país.

Occidente, sencillamente, no puede renunciar a Rumanía

El resultado de la primera vuelta, este pasado domingo, ha sido extraordinariamente preocupante, aunque es crucial ahora mantener la calma. Se ha hecho con la primera posición el candidato de las fuerzas de ultraderecha y líder concretamente del partido AUR, George Simion. Este político es muy similar a los más toscos y zafios del nuevo populismo ultra, como el portugués André Ventura, el eslovaco Robert Fico o los exponentes menos refinados de Vox. Simion se enfrenta en segunda vuelta al alcalde de Bucarest, Nicusor Dan, que ha desarrollado una buena gestión en la capital y representa la Rumanía moderna, occidentalizante, juvenil, dinámica, empresarial. Como cabía esperar, el voto de Simion es masivo entre las masas rurales con escaso conocimiento político o exposición al exterior. Es la misma dicotomía que vemos en todo Occidente. En los Estados Unidos son los “rednecks” de la América “profunda” y atrasada, y el rancio “Bible Belt” sudista, quienes apoyan al movimiento MAGA de Donald Trump, mientras son muy pocos quienes le votan en las grandes ciudades de las dos costas. De igual manera, vemos en Francia, Portugal o España, un rechazo mucho mayor a la ultraderecha entre la población urbana que en el campo, y entre la población cultivada que entre la menos formada. Nos están quedando una Europa y un Occidente bastante “paletocráticos”. El abuso de lo popular es populismo. El abuso de lo folclórico es incurrir en la tara cultural e ideológica “völkisch” que, a caballo entre los siglos XIX y XX, preparó el auge del fascismo. En Rumanía, tuvo su expresión en el terrible movimiento legionario y en figuras como su ideólogo Corneliu Codreanu (venerado por nuestra Falange) y el asesino Horia Sima, que acabo sus días en España refugiado por Franco. El partido AUR de Simion y el movimiento del ex candidato Georgescu, directa y evidentemente financiado e impulsado por Putin, son un trasunto vestigial de aquel fascismo rumano del Periodo de Entreguerras, teñido ahora de las reminiscencias del peculiar comunismo nacionalista del régimen de Ceausescu. No es una contradicción, porque comunismo y fascismo son primos hermanos, tanto en la Rusia de Dugin como en Rumanía.

Occidente, sencillamente, no puede renunciar a Rumanía. No puede perder este país OTAN crucial para nuestro escudo antimisiles y para la defensa de todos nosotros, lo que incluye la importantísima base militar Kogalniceanu, cerca del Mar Negro y de la frontera ucraniana. Es fundamental que Europa ponga toda la carne en el asador para asegurar la victoria del candidato liberal. Nicusor Dan debe ser el próximo presidente de Rumanía, donde esa figura no es meramente ceremonial como en otros países europeos, sino que se asemeja más a la presidencia francesa. Es muchísimo lo que todos nos jugamos en Rumanía el día 18. Fallar allí sería un desastre.

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